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Paula De las Heras
Lunes, 28 de diciembre 2015, 12:59
No es el Comité Federal más tranquilo de la historia del PSOE, pese al encuentro celebrado ayer por la tarde entre Pedro Sánchez y los barones para tratar de rebajar hostilidades y fijar los límites de los eventuales acuerdos postelectorales. El secretario general del PSOE lo sabía y ha salido hoy a la palestra decidido a defender sus posiciones. Cree que los 5,5 millones que votaron al PSOE el pasado 20 de diciembre le han trasladado un "mandato": buscar un gobierno de "cambio, de izquierdas y por el diálogo".
Sánchez apenas ha variado, de hecho, el discurso que realizó el pasado miércoles después de su entrevista con Mariano Rajoy. Ha reiterado que respetará los tiempos, que primero le corresponde al PP intentar formar Gobierno, que su partido votará 'no' a cualquier candidato popular y que después él ejercerá su "legítima responsabilidad de intentar ofrecer un Gobierno alternativo, progresista, reformular y acorde al ideario del PSOE".
El cuestionado líder socialista también ha afirmado que no va a gobernar "a cualquier precio" y que como "condición previa" (esa expresión es quizá la única concesión a los líderes territoriales que le aprietan las tuercas) "renuncia a cualquier planteamiento que implique fracturar la convivencia entre españoles". Pero en realidad, eso ya lo había dejado también claro hace cinco días.
La alocución ante el máximo órgano de decisión del PSOE entre congresos, que se prolongará a lo largo de toda la mañana a puerta cerrada, ha estado plagado de mensajes implícitos a sus críticos, desde el primer minuto. De hecho, ha empezado agradeciendo su trabajo a los "simpatizantes con y sin carnet" que, en "circunstancias arduas",se han dejaron la piel haciendo campaña por el PSOE (pegando carteles, como interventores y apoderados). Pero ese agradecimiento no lo ha hecho extensivo a los dirigentes ."Ellos son lo mejor de la política, como generosidad y como servicio", ha dicho.
Sánchez ha dejado caer, además, a aquellos que estos días han puesto en cuestión su intención de explorar todas las opciones de Gobierno, que muchos de ellos necesitaron pactar con Podemos y hablaron con distintas fuerzas antes de lograrlo tras las autonómicas de mayo, cuando los socialistas recuperaron cinco nuevos gobiernos regionales. "Todos -ha recordado- contásteis con la confianza de esta dirección que siempre supo que actuaríais guiados por el interés general". "No sobra nadie", les ha dicho también.
Ni siquiera en su ejercicio de autocrítica por los resultados electorales ha dado el brazo a torcer. Sí ha admitido asume la "responsabilidad" por no haber ganado. "No me conformo", ha dicho. Pero nada de dar un paso atrás. Al revés, ha argumentado que "los ciclos políticos nunca duran cuatro años", es decir, que lo normal ha sido siempre que el mismo partido sea el más votado durante dos legislaturas, y que "cuando un partido sale del Gobierno con contestación social -como ocurrió tras el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero- no lo recupera fácilmente". Como ejemplo, ha puesto lo que le ocurrió al PP después de 2004 o al propio PSOE tras la salida de Felipe González en 1996. "Insisto -ha dicho- no me conformo, soy autocrítico, pero seguimos siendo la alternativa al PP. Así que son buenos cimientos sobre los que devolver el protagonismo que queremos para el PSOE".
En línea con lo apuntado la semana pasada, ha asegurado también que en la oposición o en el Gobierno mantendrá pactos de Estado contra el Terrorismo y contra el desafío independentista. Y ha asegurado que está dispuesto a hablar con todo el mundo.
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