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Andrés Suárez
Miércoles, 3 de junio 2015, 00:19
Una leve afonía enronquece la voz de Emilio León, fruto a buen seguro de la frenética actividad electoral, que no ha perdido intensidad tras el dictamen de las urnas del 24 de mayo. Ahora toca mirar hacia adelante, con la formación del nuevo Gobierno en el objetivo, y el candidato autonómico y diputado electo de Podemos tiende la mano a IU, Foro y Ciudadanos para tejer una alternativa a los dos grandes transatlánticos de la política, PSOE y PP. «La aritmética parlamentaria permitiría que fuera investido un presidente o una presidenta que no fuera ni Javier Fernández ni Mercedes Fernández», dice.
¿Ya ha hecho la digestión electoral? ¿Cómo valora el resultado?
Hay un cambio en el ambiente. La gente nos para por la calle y nos pide, primero, que no les decepcionemos, y después, que no se vuelva a las prácticas tradicionales de la política; que haya transparencia, que consigamos que los corruptos no gobiernen en Asturias. Los ciudadanos están con ganas de ver qué sucede tanto a escala autonómica como municipal, perciben que por primera vez hay cosas en juego y que puede haber cambios.
¿Su sensación es agridulce? Pasaron de la nada a nueve diputados, sí, pero habían mandado el mensaje de que podían ganar.
Ha quedado claro que el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia y que no es el ganador de estas elecciones. En cuanto a Podemos, sin minutos de televisión, sin exposición mediática, hemos pasado a tener nueve diputados. Tenemos presencia en todo el territorio, en las grandes ciudades, en el mundo rural, cuando nos decían que éramos una marca sin implantación. Los elementos fundamentales para decidir si hay cambio o no están sobre la mesa. Eso es lo que para nosotros significaba ganar, profundizar en el muro de la impotencia. Yo me siento ganador.
¿Y ahora qué? Usted coquetea con presentar candidatura a la investidura. ¿Lo hará?
No renunciamos a encabezar un Gobierno de cambio. Eso no significa que seamos nosotros quienes lo tengamos que hacer, nosotros ponemos sobre la mesa ideas y proyectos antes que nombres. Lo que sí querría es que la persona que encabece el Gobierno asturiano sea valiente para afrontar los dos retos principales: combatir la corrupción, que es el principal freno a la recuperación, y afrontar la emergencia social que vivimos. Sin un programa de rescate ciudadano no tiene sentido hablar de cambio. En último término será la ciudadanía la que decida la posición de Podemos y estamos obligados a trabajar para que todos los escenarios sean posibles. Me comprometo a crear las condiciones para que haya un Gobierno de cambio. Vamos a lanzar un interrogante claro: cambio o continuidad.
¿Está más cerca de presentarse que de no hacerlo, entonces?
Es prematuro responder a esa pregunta. Mucha gente nos pide que demos el paso pero también hay una aritmética parlamentaria. Podemos tiene nueve diputados, pero creemos que el Parlamento quedará dividido entre quienes aceptan el cambio y quienes se sientan a gusto en la lógica del reparto de sillones.
Mañana se reúne con Javier Fernández. ¿Ve alguna opción de entendimiento con el PSOE?
Francamente, no veo a Javier Fernández sumándose al cambio, tanto por el balance de su legislatura como por su campaña electoral y por sus últimas declaraciones. Nos reuniremos con todos pero veo complicado si no hay un cambio de actitud del PSOE, que no reniega de sus políticas, llegar a un acuerdo. Para mí Javier Fernández es el presidente saliente y un candidato como otro cualquiera, veremos si es el presidente entrante.
Entonces la alternativa es que Podemos lo intente. O un Gobierno del PSOE en minoría.
Podemos lanzará ese interrogante al resto de fuerzas. Mercedes Fernández ya ha dicho que se presentará...
Y que no hablará con ustedes.
Lo respetamos, aunque es verdad que el PP pasa por dificultades y cada día tiene más imputados. No es que nos dé mucha confianza que estén haciendo cola en los juzgados. A partir de ahí, ¿qué están dispuestas a hacer el resto de fuerzas?
Hoja de ruta
¿Tiene respuesta a esa pregunta?
Tendrán que decantarse, nosotros lanzamos el reto: es posible que haya un Gobierno de cambio, una hoja de ruta regeneracionista y de rescate ciudadano, y tendrán que posicionarse. Se acabó el tiempo en que lo único a lo que se podía aspirar era a condicionar en un 5% las políticas de PSOE o PP. Hay condiciones para que pueda haber un Gobierno de distinto signo.
Eso pasaría por que IU, Foro y Ciudadanos se sumen a ese cambio que menciona. ¿Lo ve posible?
Es posible ese entendimiento con IU, Foro y Ciudadanos si así lo tienen a bien. Nosotros ponemos sobre la mesa nuestras propuestas y estamos dispuestos a hablar de ellas. Hay cuestiones básicas: los parlamentarios no pueden tener un tren de vida que esté muy por encima del de la población, al mismo tiempo que la pobreza aumenta en Asturias. Y, desde luego, la lucha contra la corrupción: quien no quiera levantar las alfombras no podrá contar con Podemos.
Entiendo pues que ve factible forjar una alternativa de cambio a PSOE y PP sumando a los otros cuatro partidos en liza.
La aritmética parlamentaria permitiría que fuera investido un presidente o una presidenta que no fuera ni Javier Fernández ni Mercedes Fernández y hay días para debatirlo.
¿Y qué puede amalgamar a cuatro fuerzas tan dispares?
Las otras formaciones tendrán que decidir si les interesa esa hoja de ruta regeneracionista y de rescate ciudadano. La situación que vivimos es de emergencia social y eso hace que todo trascienda a los partidos. Podemos no quiere ser un partido más sino convertir los problemas de la gente en el centro del debate político. Eso exige salirse de corsés ideológicos que no responden a las necesidades actuales. Y conste que esta oferta se la hemos hecho al conjunto de la sociedad y a todas las fuerzas políticas. Lo que sucede es que el PP la ha rechazado explícitamente y el PSOE, implícitamente, también.
Le he escuchado decir que sospecha que PSOE y PP ya tienen un pacto cerrado por si las cosas se ponen feas. ¿Sobre qué hechos sustenta esa afirmación?
El único pacto vigente hoy es una coalición presupuestaria entre ambos. Y no me cabe duda de que, llegados a una segunda vuelta en la investidura, el PP rescataría al PSOE.
El escenario autonómico está muy contaminado por el local. Hasta ahora PSOE e IU solían apoyarse mutuamente en los ayuntamientos y eso sembraba la semilla del entendimiento regional. Que ustedes rechacen esa fórmula lo complica todo.
Nosotros no determinamos los acuerdos municipales. No pueden estar antes los intereses de partido que los de la ciudadanía. En cada localidad las candidaturas de unidad popular, que pertenecen a la ciudadanía y no forman parte de Podemos, tienen que decidir. Esto no contamina, clarifica, porque las decisiones no estarán condicionadas por una lógica externa.
Vayamos al ejemplo de Oviedo y Gijón. ¿Cómo explicar que en Oviedo el PSOE pueda apoyar a Somos y en Gijón no suceda lo mismo pero a la inversa? El PSOE pensará: '¿Qué saco de la operación?'
Es el razonamiento que venimos a quebrar. No se trata de pensar qué gano yo como partido sino qué gana la ciudadanía con tu acción. Si solo se presentan a las elecciones para acumular poder, entiendo el razonamiento. Si piensan en ayudar a la ciudadanía no estarán en esa clave.
Declive socialista
Somos defenderá legítimamente que es la mejor opción de cambio en Oviedo, pero, también legítimamente, el PSOE pensará lo mismo en Gijón.
Hay cosas a tener en cuenta. Por ejemplo, que PSOE y PP han perdido desde 2007 unos 250.000 votos, lo que constata que los socialistas siguen su declive. Y, fundamental, que ni Somos Oviedo ni Xixón Sí Puede han gobernado; no tienen una mochila y no negocian por intereses previos.
¿El Musel pesa?
Evidentemente. La posibilidad de que un integrante de la candidatura del PSOE pueda estar imputado en el caso de los sobrecostes formará parte de las variables a contemplar.
El riesgo es que, al final, la derecha acabe gobernando las dos ciudades. Y entonces Podemos y el PSOE se tirarán los trastos.
Lo que nos preocupa es que gobiernen los corruptos y quienes aplican políticas que no son eficientes. Izquierda y derecha ha sido un eje utilizado para justificar acuerdos implícitos entre quienes no gobiernan para la ciudadanía. Aquí el debate es cambio o continuidad.
El problema, y vuelvo al plano autonómico para terminar, es que cualquier escenario parece marcado por la inestabilidad. ¿Asturias está abocada a cuatro años de incertidumbre?
Está abocada a que no se pueda gobernar como se hacía antes. PSOE y PP lo van a tener más difícil para repartirse cromos e impulsar recortes. ¿Ha sido estable un Gobierno que ha dejado al 25% de los niños en la pobreza? ¿Eso es estabilidad y gobernabilidad? Para nosotros la estabilidad es que la gente llegue a final de mes.
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