Rosa Díez insta a los críticos a imitar a Cantó y Prendes e irse

El camino hasta el congreso extraordinario del próximo junio amenaza con convertirse en un calvario para Unión, Progreso y Democracia (UPyD) a no ser que la dirección afín a Rosa Díez y el sector crítico, muy dividido a su vez, acuerden un cese temporal de las hostilidades. La formación magenta vivió ayer una nueva jornada de cruces de declaraciones y dimisiones. La sangría de militantes y dirigentes no inmutó sin embargó a la líder del partido, que invitó a dimitir de sus responsabilidades a todo aquel que no esté conforme con la estrategia marcada por la dirección nacional.

El primero en abrir fuego fue el eurodiputado Enrique Calvet, quien anunció que abandona la delegación de UPyD en la cámara de Estrasburgo por sus discrepancias con la dirección, pero que no entregará su escaño. Calvet fue suspendido de militancia la semana pasada junto a su compañero Fernando Maura a causa de, según el argumento de la dirección, sus «reiterados actos a favor de otro partido», en referencia a Ciudadanos.

El eurodiputado explicó que tuvo conocimiento de su suspensión por medio de las redes sociales. Calvet también avanzó que promoverá una corriente interna en UPyD con la que intentará «restaurar el debate político en el partido a fin de reflotarlo». Maura, por su parte, anunció que meditará durante los próximos días si sigue los pasos de Calvet, con quien ha hecho piña hasta ahora en Estrasburgo.

Díez contestó de una tacada los ataques de todos los críticos y se mantuvo firme en su posición de no renunciar al liderazgo del partido al menos hasta el congreso de junio. «Pedimos a los Maura y Calvet que dejen sus actas. Ya no están en UPyD y accedieron a su condición de diputados en las listas de nuestro partido», escribió en su cuenta de Facebook. «Que tomen ejemplo de Toni Cantó, que lo hizo por propia iniciativa y por coherencia, lo que le honra», añadió.

La posición de Rivera

Aunque compartan diferencias con la forma de Díez de llevar las riendas del partido, los críticos también mantienen abiertos numerosos frentes entre sí. Ayer el exeurodiputado Francisco Sosa Wagner, que ya dimitió en octubre por su enfrentamiento con la dirección, cargó contra la diputada Irene Lozano, quien el miércoles anunció que se enfrentará a Díez por el liderazgo de la formación. Sosa Wagner señaló que no votaría a Lozano «para dirigir nada». La diputada tachó de «mezquino» al eurodiputado por proponer en octubre pasado una convergencia con Ciudadanos.

Sobre los problemas de UPyD y, en concreto, sobre la situación en Asturias se pronunció el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que afirmó que la crisis no es «su problema» y que el partido de Rosa Díez «ya tiene suficiente» con su tensión interna, aunque ha dejado la puerta abierta a los descontentos con UPyD que quieran incorporarse en este momento a su partido.

«Puertas abiertas sí, pero democracia interna también, no renunciaremos a ella», insistió Rivera, que elogió el crecimiento de Ciudadanos en «toda España» y negó «disfrutar» por los problemas que suceden en la formación de Díez, tal como ella ha sugerido.