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A. S.
Jueves, 9 de octubre 2014, 00:11
Pocas sonrisas, apenas de cortesía, y muchas ojeras y caras de cansancio tras una larga noche en vela en los rostros de los principales dirigentes del socialismo asturiano, todavía intentando ayer digerir la noticia de que José Ángel Fernández Villa habría ocultado al fisco 1,4 millones de euros de dudosa procedencia. Desde que esa información saliera a la palestra en torno a la medianoche del martes, poco o nada durmieron los inquilinos de la Presidencia del Principado y de la sede regional de la Federación Socialista Asturiana, centrados desde ese momento en preparar la estrategia de contraataque, que se desarrolló en la mañana de ayer.
La polémica obligó a cambiar la agenda del Gobierno. Hubo de retrasarse la comparecencia posterior a la reunión semanal del gabinete para que Javier Fernández, desde la sede de la FSA, hiciera públicas las medidas a adoptar contra el ex líder del SOMA. Al secretario general, tremendamente serio, le escuchaban a unos pocos metros de distancia su número dos, Jesús Gutiérrez, y otra de sus personas de confianza, la diputada nacional María Luisa Carcedo, igualmente circunspectos.
El devenir de los acontecimientos habla de una estrategia de contención trazada entre la madrugada y la mañana. Las medidas anunciadas por Fernández fueron reiteradas pocos minutos después por la dirección del SOMA, en un mensaje conjunto llamado a trasladar a la ciudadanía una imagen de acción rápida, decidida y sin matices.
En público, dirigentes socialistas aplaudían la reacción de Javier Fernández y lo tajante de su proceder. En privado añadían que ante un asunto tan grave no cabía otra forma de actuar y que, en todo caso, el escándalo es de tal calibre que difícilmente se podrá frenar el malestar ciudadano. En todo caso, mitigarlo. «La sucesión de polémicas es tal que en la ciudadanía ya se ha instalado la sensación de que todos somos iguales y contra eso es muy difícil combatir», reflexionaba un dirigente. La inquietud en las filas socialistas ante el daño que este escándalo pueda generar con vistas al carrusel de citas electorales de 2015 era patente y nadie ayer la escondía.
La frenética mañana tuvo algunos momentos curiosos. La comparecencia posterior al Consejo de Gobierno, que se demoró media hora para encajar todas las piezas, se desarrolló en medio de una sensación de intrascendencia. En plena vorágine, las explicaciones sobre los trámites para que cazadores y pescadores puedan disponer de una licencia única para practicar estos deportes en otras comunidades sonaban, cuanto menos, extrañas.
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