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ANA MORIYÓN
Viernes, 20 de junio 2014, 00:47
Mientras Felipe VI era proclamado Rey de España, los niños de la misma generación que su primogénita, la ahora Princesa de Asturias, jugaban ajenos a una jornada que pronto tendrán que estudiar en los libros de Historia. En el colegio Corazón de María de Contruences, de Gijón -que celebraba ayer su 75 aniversario- sólo algunos de los alumnos del curso de Leonor (tercero de Primaria) eran conscientes de que ayer se ponía punto y final a la etapa de Juan Carlos I y empezaba la era de Felipe VI. Nicolás Coviaño, uno de los que más informados estaban del asunto, no dudó en compartir sus conocimientos reales con sus compañeros de pupitre: «Juan Carlos renunció a ser rey porque ya estaba demasiado viejo, y ahora va a serlo su hijo». «Por eso ahora tendrá tiempo para pasear e ir de compras», matiza Virginia Álvarez.
Como consecuencia, la pequeña Leonor, con sólo ocho años, los mismos que ellos, se convierte en Princesa de Asturias, y sobre esta particularidad todos tienen algo que decir. «Es un poco joven, pero me parece bien porque así va a tener más tiempo para prepararse para cuando sea reina», comenta David Méndez, que parece sabedor de que para llegar al trono hay que hincar los codos. Él, de mayor, quiere ser policía y rechaza la posibilidad de ser Príncipe porque es «muy complicado. Tienes que nacer del rey o del príncipe, o casarte con alguno de esa familia».
En un corrillo aparte Paula Rodríguez, Olaya Andicoechea, María Ruiz e Inés Blanco reflexionan sobre el futuro de Leonor. «A nosotras también nos gustaría ser princesas, porque las princesas son amables y buenas. Tienen vestidos largos y viven en castillos. Pero no podemos porque no nacimos en una casa de reyes», reflexiona Paula Rodríguez en animada conversación con sus compañeras de clase. «¿Pero qué dices? Ser Princesa no mola, tienes que ir dos horas más al cole para aprender idiomas», le corrige Olaya Andicoechea. «¿Por qué?», se escucha en el corrillo. «Porque tiene que aprender muchos idiomas por si vienen reyes de otros países a verla al castillo», contesta la pequeña, también al corriente de la rígida formación académica que le espera a Leonor.
La explicación resultó más que convincente para el resto del grupo y acto seguido las cuatro niñas optaban por buscarse otro oficio más terrenal. «Entonces yo quiero ser profesora», puntualiza Paula. «Y yo médico y jinete», añade la pequeña Olaya. No lo tiene tan claro Lucía Montes, quien, pese a las dificultades académicas que se le plantean, insiste en que a ella sí le gustaría ser Princesa. ¿Y que hay que hacer para conseguirlo?. «Hacer algo importante», responde convencida.
Los escolares dicen conocer a la nueva reina, doña Letizia Ortiz, pero la mayoría dudan a la hora de hablar del monarca. «Letizia sí sé quien es, pero de su marido no me doy cuenta», admite vergonzosa Elsa Sion Díaz. Y como ella muchos otros que visualizan con mayor facilidad la figura de la nueva Reina que la del propio Rey. «¿Es uno muy alto?», preguntan.
Eso sí, prometen ponerse al día porque «es importante saber quién es el Rey, ya que es la persona que más manda. Y hay que saber si ahora, que se cambia de Rey, van a cambiar también las normas», advierte Inés Blanco.
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