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rosalía agudín
Martes, 8 de mayo 2018, 16:25
Están llenos de maleza, en ruina y no hay planes para ellos. Este es la estado en el que se encuentran gran parte de los edificios emblemáticos de Trubia. Algunos tienen relación con la fábrica de armas: o bien eran un almacén, el casino o eran los chalés donde vivían los oficiales. Otros son de propiedad privada y su estado es de quiebra.
La asociación vecinal de la zona, presidida por Francisco Grimaldos reclama un futuro para ellos y propone que estos inmuebles tengan una segunda vida. Solicitan que las casas donde residían los oficiales, que se sitúan al lado del puente de los Señores, se reformen y se conviertan en la sede de los bomberos voluntarios de Trubia (que este año cumplen treinta años de incansable servicio): «Este personal no tiene un espacio donde asentar su base», explica el integrante de este colectivo Roberto Velasco. También recuerda que el almacén número dos de la fábrica iba a ser la sede del polideportivo.
El equipo de gobierno, que por aquel entonces estaba liderado por Agustín Iglesias Caunedo, presentó un proyecto que no convenció a los vecinos: «La superficie de la nave se vería reducida porque se tenía que dejar una distancia con la carretera, las vías del tren y el río». Estas limitaciones hacían que las pistas no tuvieran la capacidad deseada y el planteamiento se guardó en un cajón tras el rechazo vecinal.
«A Gerardo Antuña (concejal del Partido Popular) le sorprendió nuestra negativa, pero nosotros dijimos que no se adecuaba a nuestras necesidades». Ahora estas instalaciones deportivas están a la espera de los presupuestos municipales. Para este año hay una partida de 200.000 euros. Sin embargo esta cantidad dará para más bien poco. El proyecto total tiene un coste de 4,3 millones.
También están en un estado ruinoso las casas de la Bombilla. Se sitúan a la entrada de la localidad y por el momento no hay un proyecto de futuro para ellas. Mientras la maleza campa a sus anchas por la fachada.
Dentro de la fábrica
Algunos edificios de la fábrica de armas también están hechos polvo y sin uso. La pintura exterior del casino está desconchada y las persianas de madera llevan años sin subirse. Además, la capilla lleva años sin una reforma. Desde el exterior se observa el óxido de las campanas y la falta de mantenimiento que sufre la entrada.
Por otro lado. al lado de la iglesia hay un palacio con ventanas rotas, lleno de maleza y parte del tejado está desprendido.
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Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
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