Yayoi Kawamura (Osaka, 1954) confiesa estar tranquila. Dentro de tres días se subirá al balcón del Ayuntamiento y dará el pregón de las fiestas de San Mateo. Con su discurso arrancarán diez días de fiestas que ella acostumbra celebrar con su familia. Uno de sus ... momentos favoritos es comer el bollo preñao en el Campo de San Francisco y comprar paxarines. Tantas tiene que en su haber que ya ha hecho una colección.
-Ya tiene su discurso del viernes perfilado. ¿Puede adelantar sobre qué versará?
-Del contenido no voy a decir nada (ríe), pero mi papel es invitar a todos a venir a las fiestas. También habrá un guiño a lo que soy: historiadora del arte. No soy actriz, ni escritora, ni poeta y durante el pregón haré referencia a mi profesión porque yo he investigado las artes entorno a los festejos en los siglos XVII y XVIII.
-¿Y qué ha descubierto?
-La tradición de las fiestas y las ganas siempre han estado en los últimos cuatro siglos.
-¿Ha cambiado mucho la forma de celebrar los días grandes en la capital?
-Sí y no. Siempre predomina el sentimiento lúdico en la calle y la interacción con el público. Hoy en día esto lo podemos encontrar en el Día de América en Asturias y otra coincidencia es la comida.
-Los españoles acostumbran a celebrar alrededor de una mesa.
-La comida nunca falta (ríe). Siempre hay una referencia a los alimentos y el espíritu es muy parecido. Los balcones y los palacios se engalanaban por aquel entonces y hoy pasa lo mismo.
-A los pregoneros les suele preocupar la duración de sus discursos. ¿A usted le ha dado dolor de cabeza?
-Bueno, no. En principio pensé que lo más acorde debe de ser de un cuarto de hora.
-¿Y hablará en japonés?
-No (ríe). Pondré mi acento en Oviedo.
-Usted lleva cuarenta años viviendo en Asturias. ¿Recuerda cómo fue su primer San Mateo?
-Claro que sí y sobre todo rememoro el Día de América en Asturias. Había mucho júbilo y la gente cuando llegaba septiembre se ponía muy contenta.
-Este espíritu sigue reinando hoy en día. Los ovetenses está deseando que se abran los chiringuitos y ver los conciertos.
-Eso es.
-¿Qué es lo que más le gusta de estos días?
-El espíritu que hay porque se respira un carácter fraternal e infantil. Es muy importante no olvidar ese sentimiento que tenemos cuando somos niños y disfrutar de las cosas sencillas.
-¿Y cómo suele disfrutar las fiestas?
-Depende del año. Hubo un vez en la que traje muchos japoneses que en ese momento estaban trabajando por Asturias. Los llevé al Campo y lo llenamos comiendo bocadillos. También lo paso con mi familia y el día de San Mateo compro les paxarines.
-¿Y el pregón lo ha visto alguna vez desde el balcón del Ayuntamiento?
-Los años que he ido los escuché desde la plaza de la Constitución.
-El viernes coincidirá con la surfista Carmen López y que será la que lance el chupinazo. ¿La conocía?
-Me encontré con ella por primera vez la semana pasada gracias al reportaje que publicó EL COMERCIO sobre las fiestas. Es encantadora y digna de admirar por todo lo que ha conseguido.
-Ha habido un poco de controversia con la figura de la reina y las damas de las fiestas. ¿Qué le parece?
-Las elegidas son dignas representantes de la mujer actual. No veo mal esta figura porque son muy luchadoras.
-¿Existe algún punto en común entre las fiestas en Japón y en Oviedo?
-Los japoneses son mucho más serios y programados. Nunca se salen del guión y quizá aquí tenemos menos de esta cualidad, aunque la espontaneidad es muy importante en las fiestas.
-Uno de los elementos en común son los fuegos artificiales. ¿Se parecen en algo?
-Allí no existe el chupinazo, pero se asemejan a lo que tenemos a las doce de la noche del día 21. La duración de las tiradas suele ser la misma.
-San Mateo son diez días seguidos de fiestas. ¿Se han encontrado alguna vez a un alumno con resaca en sus clases?
-(Ríe). Esos diez días hay que ser responsable y a veces cuesta. Estos días no suele haber más pellas que el resto del año.
-Cambiando de tema. ¿Qué investigaciones tiene ahora mismo en marcha?
-Sigo con mis estudios sobre la presencia del arte japonés en España y las artes decorativas del periodo barroco. Además, un grupo de profesores del departamento estamos colaborando con la renovación del museo de Covadonga y espero que este proyecto se haga pronto realidad.
-¿Qué es lo que están haciendo?
-Primero hemos hecho un catálogo científico que se publicó gracias a la Fundación Cristina Masaveu y ahora estamos con el museo en sí.
-¿Existe mucha huella de Japón en España?
-Yo me centro en la época de Felipe II y III y es la época de la primera globalización. Los barcos de aquí iban a América y también a Manila. Desde este punto se dirigían a Japón y traían objetos lacados y porcelanas. Por aquel entonces esto no existía en Europa.
-¿Solo se exportaban elementos decorativos?
-España está muy lejos y se traían objetos que no pesasen mucho y que fuesen muy preciados aquí. Los portes eran muy caros.
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