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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
Miércoles, 2 de marzo 2016, 02:58
La sesión plenaria fue larga y, por momentos, bronca. La hubo a cuenta de la creación de la comisión de investigación sobre la trama del agua. La apoyaron todos los grupos, salvo el PP que se abstuvo. El primer turno fue relativamente pacífico. Ana Taboada (Somos) habló de «coadyuvar a la justicia», pero «no hacer un juicio paralelo». Aunque aludió a otros casos de corrupción del PP, limitó su alcance a saber si hubo perjuicio para las arcas municipales al devolver la garantía a Gestión de Ingresos. Hubo votos por la transparencia y llamadas a la calma, a que «no sea inquisitorial», vio la hoguera el socialista Ricardo Fernández.
Agustín Iglesias Caunedo anunció que comparecería en las sesiones, pero dudó de las «verdaderas intenciones» de Somos con esta comisión. Acusó al grupo de Taboada de «manipular a los medios», «agitando unos informes y ocultando otros». La réplica se la dio Fernando Villacampa, que aprovechó a saludar la, dijo, primera intervención del popular en un Pleno, y sacó la artillería: que no hay explicaciones de los viajes que hizo Caunedo, supuestamente pagados por la empresa; que el grupo del PP desvió 200.000 euros al partido y que aquel negó una relación (devolver el aval) y «luego fue que sí. Mintió».
Caunedo se defendió. Apeló a Ciudadanos, a los que instó a tomar nota de que «las conclusiones» de la comisión parecen ya redactadas (como si a la formación naranja le preocupase el desgaste que pueda sufrir el PP) y acusó a Taboada de esconderse en la réplica, «cuando hay que fajarse», «seguramente por incapacidad».
Caunedo no calló ayer. Desde el equipo de gobierno deslizaron que debido al 'tirón de orejas' de la presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández, que le instó a dejar el cargo «si no podía ser visible». El PP lo negó, pero Caunedo defendió también la proposición en favor de revisar los protocolos de saneamiento ganadero. El líder del PP recordó que apenas se encuentra el virus en menos del 2% de los casos en los que las pruebas señalan un positivo (falso positivo) por tuberculosis bovina. También, que en Oviedo hay 500 explotaciones ganaderas. Fue aprobada por unanimidad, pero eso de que la última palabra sea para los otros, le valió para que la portavoz de IU, Cristina Pontón, que añadió una enmienda en favor de los veterinarios despedidos, celebrase que «el PP haya salido del 'cogollín' y descubierto que hay más verde en Oviedo que el Campo San Francisco».
Frío en la oposición
La mesa que preside el salón de plenos está elevada sobre un estrado. Marca la diferencia entre el poder real, que ejerce el alcalde, y el resto de los mortales. Desde la presidencia del Pleno, Wenceslao López, aplicó su 'propia medicina' a los populares. Fue laxo con los suyos, implacable con la oposición. Cortó intervenciones ajenas, no miró para el reloj con las propias. Agustín Iglesias Caunedo protestó por una especialmente larga de Ana Rivas. Recibió en respuesta una sonrisa. Para el exalcalde, que hacía exactamente lo mismo desde la misma silla hasta mayo pasado, un recordatorio de lo duro que es estar en la oposición.
Un sitio donde 40 segundos dejan fuera una proposición; un sitio donde hace frío y la última palabra, cosas del reglamento, siempre la tienen los otros. A Ciudadanos le tocó ver como su iniciativa para crear una comisión sobre El Asturcón no entraba en el orden del día por segundos. Protestó Luis Zaragoza. «Lo que es, es lo que es», zanjó Wenceslao López. Zaragoza llevó el asunto a una pregunta: «¿Va a cerrar El Asturcón el 31 de marzo?». La contestación no lo fue tanto. El alcalde habló de los errores de diseño, ejecución y gestión de un equipamiento, que, a su llegada al gobierno, estaba en prórroga. «Hicimos los mejores pliegos posibles, pero era un intento a la desesperada», reconoció. Hay prórroga hasta final de marzo, y ¿después? «Estamos estudiando los costes mínimos, desde el cierre a mantener la hipoterapia, hasta que siga abierto». En 15 días habrá una decisión, pero no parece halagüeña. La situación «no es positiva, nos toca defender los intereses de los ovetenses».
El PP mantuvo su estrategia. Presentó hasta cinco proposiciones de urgencia, que el equipo de gobierno hizo decaer una detrás de otra. Las cinco fueron rechazadas con distintos grados de esfuerzo. La referida a los carteles electorales, le sirvió a Ana Rivas para dar un repaso a Gerardo Antuña, quien denunciaba el incremento de la suciedad en la ciudad, pero que el 5 de enero había alabado lo contrario en defensa de la continuidad de FCC en el servicio, y le acusó de «mala gestión del servicio». Al PP le pareció un abuso. Agustín Iglesias Caunedo protestó y braceó. Desde la presidencia, se ganó una sonrisa de Wenceslao López.
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