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Nacho Prieto
Lunes, 4 de agosto 2014, 00:37
300 millones de euros y cinco años después de estar fijada su inauguración, el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias, abierto este mismo año, suma quejas. Además de las 13 reformas que, desde el fin retrasado de la obra, en julio de 2013, fue necesario acometer -porque los aparatos de radiodiagnóstico no entraban por la puerta, las camillas no giraban en las habitaciones o faltaban tomas de oxígeno, por ejemplo- ahora el gran complejo de la Cadellada tiene problemas con la lluvia: lo inunda.
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Tal y como ayer adelantó EL COMERCIO, la tormenta veraniega de la tarde del pasado sábado anegó el complejo recién estrenado. La cristalera del atrio no soportó la lluvia caída y el agua entró en tromba entre las juntas y a chorro limpio por las claraboyas.
Para los profesionales que trabajaban ese día, la situación fue «muy grave», con «almacenes del segundo sótano inundado; quirófanos anegados e inutilizado el servicio de informática de Enfermería». De hecho, tuvo que cortarse el acceso a varios pasillos «para evitar accidentes» y se movilizó «a todo el servicio de limpieza. Aquello no había quien lo secara».
Visión muy distinta tiene de lo ocurrido la Consejería de Sanidad, para la que el suceso se limitó a daños en el laboratorio de microbiología, con un equipo informático dañado. «Se está trabajando para que no vuelva a ocurrir», aseguró ayer una portavoz del departamento que dirige el socialista Faustino Blanco. Por su parte, el director general de Planificación, Ordenación e Innovación Sanitaria, Mario Margolles, indicó que el edificio lleva cuatro años construido y hasta ahora no se registraron problemas, aunque probablemente durante esos años ya llovió con igual intensidad, de forma que todo apunta a que, en esta ocasión, la bajada de aguas pluviales quedó tupida.
Margolles destacó que la bajada de aguas pluviales es distinta a la de aguas sanitarias y apuntó que la inundación se produjo en una zona muy concreta, que causó «daños mínimos» y no afectó en modo alguno a la operativa del hospital ni a la atención de los pacientes.
«Lo que viene será peor»
No compartensu opinión los profesionales. Ramona García, portavoz de UGT y presidenta de la Junta de Personal del Área IV, tiene claro que «habrá más problemas. Y muy serios. Nosotros ya habíamos advertido de numerosos fallos, pero la respuesta de la Administración regional siempre es sacar pecho para presumir de la obra».
Eso fue lo que ocurrió, asegura, en la reunión mantenida el viernes con el director gerente de Gispasa, Alfonso de Carlos: «Lo único que nos dijo es que la obra estaba fenomenal y que era un edificio para presumir. Y luego, el sábado, llueve y se inunda».
Por ese motivo, los sindicatos mantendrán hoy una reunión en la que «les daremos cuenta de lo que nos dijo De Carlos el viernes, pero, también, de todo lo que ha sucedido este fin de semana».
Es decir, de las inundaciones de las que todos tienen pruebas «porque las imágenes y los vídeos fueron captados por muchas personas. Todo el que estaba allí no daba crédito a que lloviera dentro».
Así lo aseguró el presidente de la Asociación de Facultativos del HUCA, Faustino García Arias, quien tiene claro que «lo que viene, será peor. Y no será porque nosotros no hayamos avisado. Pero, claro, cuando decimos que algo del HUCA está mal, nos llaman confabuladores».
El radiólogo dispone de información técnica de varios profesionales del sector de la construcción que ya advertían de que lo del sábado «iba a suceder». La explicación del desagüe tupido no convence a los expertos, que apuntan en cambio a «la utilización de material de baja calidad y el recorte de gastos por las subcontratas». Como ejemplo, el presidente de la Asociación de Facultativos del HUCA narra que «nos contaban que si un panel tenía que llevar 100 remates, aquí algunos no llevan ni diez. Se plantearon como para una presentación y así quedaron».
Sobre cómo hasta ahora no se produjeron inundaciones, cuando tormentas ya ha habido muchas, García Arias responde aludiendo de nuevo a los expertos: «Ellos tienen claro que esto no se cae de un día para otro. Se va deteriorando hasta que, como el sábado, sale a borbotones».
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