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Una panorámica de la nueva planta potabilizadora de Cabornio, a la izquierda el valle de Las Caldas y, a la derecha, Soto de Ribera y al fondo Oviedo.
Cabornio, agua para otros 50 años

Cabornio, agua para otros 50 años

El Ayuntamiento presenta la potabilizadora en la que la Confederación invirtió 20 millones de euros

Gonzalo Díaz-Rubín

Jueves, 10 de julio 2014, 00:31

A 383 metros de altitud, a los pies del canto del alto de Cabornio se abre medio concejo. A la izquierda, el valle del Nalón y Las Caldas; a la derecha, Soto de Ribera y detrás, a casi seis kilómetros, Oviedo y la inconfundible, incluso desde esa distancia, silueta del Calatrava. Hasta allí, a través de la carretera de La Mortera, machacada por el paso de camiones, se desplazaron ayer el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo; el presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, Ramón Álvarez Maqueda, y la presidenta del consejo de administración de FCC, Esther Alcocer Koplowitz. El primero, para presentar la nueva planta potabilizadora, que ha pagado -20 millones de euros de inversión- el organismo que preside el segundo, y que gestionará una filial, Aqualia, por 1,8 millones de euros al año, de la empresa que preside la tercera. Un acto inaugural de otro tiempo, con otros dos alcaldes, el de Ribera de Arriba, que cedió los terrenos de la planta, y Morcín; concejales, incluidos dos tenientes de Alcaldía, de todos los grupos, salvo IU; el obispo auxiliar, Juan Antonio Menéndez, responsables de la empresa y la delegada de Aguas de las Cuencas de España para la zona, Isabel Pérez-Espinosa.

A todos agradeció Caunedo su colaboración en un proyecto de «mucha importancia para Oviedo y los ovetenses», que «va a suponer un impulso en la mejora de la calidad del suministro y una garantía de futuro». La planta, destacó, está preparada para tratar «el doble del consumo actual» de la ciudad de Oviedo y diseñada para «asumir los retos de los próximos 50 años».

Ventajas y costes

La entrada en servicio de la potabilizadora, que en realidad se produjo días atrás, elimina varios problemas, según explicó el jefe del servicio de Aguas, Gregorio Abril. La mejora de los procesos de tratamiento suprimirá los que causa la proliferación de algas en el embalse de Los Alfilorios en verano o tener que desechar, por su turbidez, la de los manantiales del canal del Aramo cuando hay crecidas.

A cambio incrementará los costes en unos 9 céntimos de euro por cada uno de los 19 millones de metros cúbicos de recursos propios que consume la ciudad al año. Caunedo no quiso pronunciarse sobre si esos costes se trasladarán al ciudadano en las ordenanzas del año que viene, aunque matizó que «no está previsto».

La instalación, detalló la jefa de la planta, Sonia López, tiene líneas de tratamiento independientes para cada una de las fuentes del abastecimiento en alta: el canal, Los Alfilorios y el bombeo de Palomar, que toma agua del nivel subálveo del río Nalón. Cada procedencia del agua será procesada por separado para adaptarse a sus condiciones. En cualquier caso, los procesos son comunes. Las tres líneas incluyen un tratamiento con ozono, que gracias a su gran capacidad de oxidación y su corta vida útil, permitirá la desinfección del agua así como eliminar olores y sabores. También una fase de floculación y coagulación y nuevos filtros compuestos, antes de clorar el agua para incorporarla a la traída que la conducirá hasta los depósitos de El Cristo.

Debería hacerlo por la conducción nueva y a los depósitos nuevos, en los que Confederación invirtió 13 y 11,3 millones de euros respectivamente, y la sombra de las diferencias entre el organismo de cuenca y el Ayuntamiento planeó sobre la inauguración. El alcalde prefirió eludir la polémica y remitió las preguntas a Ramón Álvarez Maqueda, que reconoció que «quedan por concluir los trabajos en el vallado y cerrado del depósito», pero que la nueva traída está operativa y que solo «estamos a la espera de ponernos de acuerdo».

El equipo de gobierno rechazó asumir la gestión de los depósitos, oficialmente por su deterioro al llevar cerrados desde 2004, pero dejando caer dudas sobre su estabilidad por estar construidos sobre un arenero. Aunque se hicieron estudios para consolidar el terreno, el catedrático de Geología, Manuel Gutiérrez Claverol, considera que aún «hay una cierta inestabilidad» y que existen «problemas en ese terreno». Fruto de ellos y de las filtraciones de agua de la cubierta se produjeron varios hundimientos en el entorno de la infraestructura que afectaron, incluso, a la carretera de Latores. Las dos partes tampoco entraron en el futuro de la depuradora del Nalón, cuenca cuya gestión integral solicitan el Ayuntamiento y el Principado, sin que se haya puesto en servicio un año después del fin de las obras.

También la potabilizadora sufrió retrasos, primero en las obras y, después, con las certificaciones. Ahora es capaz de tratar 47 millones de metros cúbicos al año, «garantizando la mejor calidad», presumió el alcalde. Tanta que ayer se sirvió embotellada en el pincheo. «Está mejor la sidra», bromeó Jaime Reinares, que entonces no sabía de su condena.

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