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I. REY
Miércoles, 11 de junio 2014, 00:48
La valla que rodea el edificio del número 32 de General Elorza permanece cerrada con grandes cadenas y candados. Hasta hace unos días, un guardia de seguridad hacía ronda por los alrededores del inmueble, que hace una semana quedó vacío tras el desalojo de centro social okupado y autogestionado La Madreña . Tras la materialización de la orden dictada por la Audiencia Provincial, los usuarios del centro hacen balance de todas las actividades desarrolladas durante los dos últimos dos años y medio.
Es lo que analizaron en la asamblea celebrada el pasado lunes en el Llar Solidariu, en la calle Gascona. También comentaron las acciones legales a desarrollar. El colectivo ya anunció su intención de interponer una querella contra los responsables de la conocida como operación de 'los Palacios', esa por la que se contrató a Santiago Calatrava para construir un Palacio de Congresos en Buenavista, cuyas alas pasaron a ocupar varias consejerías del Gobierno regional. Entre ellas la de Salud, dejando el edificio de General Elorza vacío. El inmueble se vendió a la empresa Sedes, con un 60% de capital público, y el Ayuntamiento recalificó el terreno: iban a construirse pisos de lujo.
Para denunciar esa operación, que diferentes colectivos de la ciudad señalaban como mera «especulación urbanística», un grupo de simpatizantes del movimiento 15-M ocupó el edificio pocos días antes de las elecciones de noviembre de 2011. Fueron pasando los días y ese movimiento okupa fue tomando entidad propia. El edificio se trasformó en un centro social autogestionado, La Madreña, donde se organizaron múltiples conferencias, talleres, proyecciones, cursos y actividades. Todo gratuito.
Ahora, La Madreña está a la espera de decidir qué hacer con toda esa programación. «Aún no tenemos nada decidido y debemos tener en cuenta la cercanía del verano», comentaba ayer Diego Díaz, uno de los usuarios. La Madreña, aseguran, seguirá adelante. De hecho, consiguió movilizar a miles de personas nada más conocer que el juzgado les daba siete días para desalojar el edificio. Incluso el mismo día del desalojo cientos de personas improvisaron una manifestación por las calles del centro de la ciudad en protesta y en defensa del centro social y de todo lo que allí se organizaba, y que ahora está en proceso de cambio.
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