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ANA SALAS
Lunes, 9 de junio 2014, 00:48
Un médico en La Corredoria atiende en un día a unos 60 pacientes. Hay enfermos que no necesitan diez minutos, el tiempo mínimo que se debe dedicar a cada uno. Hay otros, sin embargo, que requieren mucho más. Solo el hecho de que una persona mayor tenga que desvestirse, ya lleva su tiempo. A las enfermedades del cuerpo se suman ahora los problemas económicos que acarrean las familias y que, en muchos casos, acaban contándoselos a su médico de cabecera, que les dedican lo que cada uno necesita aumentando el tiempo de espera de los pacientes citados después.
Cuando concluye la consulta (arranca a las ocho), sobre la una y media de la tarde, los facultativos tienen que preparar las recetas de los enfermos crónicos y organizar otros papeles. Además de atender las llamadas de los vecinos que no pueden moverse de la cama y regresar al centro de salud algunas tardes. Entre tanto, cubren las urgencias que hay en el barrio. Entonces, dejan su consulta y a sus enfermos esperando, cogen sus cosas y atienden a quien les requiere de forma inmediata. Al regresar, retoman lo que dejaron, en algunos casos con las consecuentes malas caras de quienes llevan, quizá, más de una hora esperando. Algunos optan por irse y volver a día siguiente si su médico no tiene lista de espera. Porque de 08 a 15 horas no hay Servicio de Urgencias de Atención Primaria y los centros de salud han dejado de tener médicos de apoyo para imprevistos. Este es más o menos el diagnóstico de La Corredoria, al que se suman los problemas de personal. Algo que se repite en la mayoría de los centros de salud de la ciudad.
Cuando abrió en nuevo equipamiento en el del barrio más poblado de la región, el Principado contaba con que atendería a 15.000 pacientes. Al ambulatorio llegaron 3.000 vecinos más pero solo un médico. De esto hace ya dos años. En junio de 2013, la Administración regional se comprometió a enviar un nuevo facultativo para aliviar la situación. No ha llegado. Ha cubierto, eso sí, las bajas de otros dos médicos evitando, de esta forma, que los pacientes que les correspondían (unos 1.800 a cada uno) se los tuvieran que repartir entre los demás.
Son ocho médicos con siete enfermeros, tres pediatras y sus dos enfermeros, a los que se suman de forma temporal un fisioterapeuta, un higienista, un dentista y una matrona. La plantilla ha protestado pidiendo el médico que falta y reclamando que los que trabajan unas horas lo hagan toda la jornada para evitar que la presión asistencial siga aumentando.
En Ventanielles hay cuatro médicos de baja y solo ha sido sustituido uno. Cada facultativo ve «ocho o diez enfermos más» aparte de los suyos cada día. Además de esta carga, hay quejas entre los pacientes porque «tienen derecho a ser atendidos por su médico o por otro que haga el seguimiento» de su estado, cuenta la doctora Belén Casas. De este centro de salud depende el de Colloto con una situación parecida.
Saúl Suárez atiende a sus pacientes y a los que le corresponden por el médico que actualmente está de baja. «Tenemos consulta y media», explica. Lo que se traduce en 50 enfermos cada mañana, «sin contar los domicilios, las urgencias o los que vienen sin coger vez». No es un día excepcional. Empieza a las ocho y cerca de las tres de la tarde llega un paciente que espera que sea el último. Tiene 80 que viven en un geriátrico y de sus 1.600, 350 han cumplido los 65 años. Explica claramente lo que ocurre en estas circunstancias : «No tomas tensión ni revisas vacunas, ni das muchos detalles cuando tienes que mandarlo al especialista, ni evalúas la medicación. Los viste o te vieron, es cierto, pero la calidad con la que lo puedes hacerlo en estas circunstancias es cuestionable». Cuenta que «desde hace varios años» la política de la Administración es no sustituir a nadie si las ausencias no superan el 33% de la plantilla, como ahora ocurre, por ejemplo, en Ventanielles.
No llega a ese porcentaje ni de lejos el centro de salud de La Ería, con 17 médicos y una plaza (un doctor murió) sin cubrir. Aun sin asistente social, «la presión asistencial» no es comparable con la que sufren en La Corredoria, apunta uno de los médicos más veteranos que prefiere guardar el anonimato. En La Ería también necesitan mejorar las formas para solicitar cita previa, tanto presencial como por telefónica, pero este médico entiende que el principal problema de los centros de salud es la falta de capacidad de organización. Considera que la Atención Primaria «funciona por inercia» con un modelo similar al de hace una década. Con pacientes que cuando llegan al Hospital Central y entran en lista de espera para una operación vuelven a su médico de cabecera porque su afección sigue ahí incrementando, por tanto, la demanda en el centro de salud es la puerta de entrada a la otra sanidad.
La Lila es un caso singular, pero con las carencias mencionadas. El céntrico ambulatorio fue el único extrahospitalario de la capital y el único en el que había Servicio de Urgencias fuera del HUCA, por lo que es habitual que «la población lo identifique como el centro de referencia por antonomasia», cuenta Belén Quesada, entre otras cosas porque tiene además de los médicos generales especialistas. Pero las Urgencias, para Oviedo y Las Regueras, solo son de 20 a 8 horas y 24 horas los fines de semana y festivos. El resto, funciona más o menos como un centro de salud normal, solo que mucho mayor y con algunas peculiaridades, como que la Policía suele acudir con personas detenidas «irrumpiendo en las consultas». En ocasiones, lo propios facultativos acuden a los calabozos.
Junto a cuatro médicos que están solo dos horas y media en el centro, forman la plantilla otros ocho, de los cuales dos pasan consulta por la tarde y dos pediatras con cupos que oscilan entre los 1.700 y los 1.900 pacientes. En los últimos años se han jubilado tres y han repuesto uno para atender a una población de unas 23.000 personas, por lo que llegan a ver a «70 u 80 pacientes» en algunas ocasiones. Al margen, las urgencias que les sacan de la consulta. Un panorama que convierte el día a día «en una carrera de obstáculos» y que, para los médicos, debe «tener un límite». Así, el profesional actúa «siempre con prisas y asumiendo fatalmente el despropósito asistencial en el que estamos inmersos. El riesgo de cometer indeseados errores se incrementa, conforme el cansancio va haciendo mella», reconoce esta médico.
Mirando al traslado
Dice Javier Alberdi, presidente del Sindicato de Médicos de Asturias (Simpa), y lo corroboran otros muchos de los que aparecen en este reportaje, que el Gobierno regional está tan centrado en el traslado del HUCA y no atiende otras necesidades. Los centros de salud requieren su atención para contribuir, precisamente, a equilibrar el sistema sanitario. «La Primaria no existe, está absolutamente parasitada por el Hospital», reprocha otro médico que quiere permanecer en el anonimato.
Atiende a sus pacientes en el centro de salud de Vallobín en el que lo habitual, cuenta, es que falte alguno de los nueve facultativos por lo que el cupo del ausente se lo reparten los demás si el paciente está a gusto. Y eso, en ocasiones, causa desajustes entre las agendas de los facultativos, unos tratando de dedicar esos diez minutos al paciente, «por los que llevamos años luchando», y otros quedándose con cinco minutos para ver a cada uno de sus enfermos.
Sus listas de espera también difieren y se sorprenden porque un paciente, enfermo de cáncer con cita para una revisión en el Hospital, reciba una carta con el alta y la encomienda del control de su salud por parte de su médico de Primaria. «Echan balones fuera, achican consultas como sea», protesta. Les ocurre a los médicos más próximos a los ciudadanos, con consultas «masificadas» que quieren con sus quejas un cambio en el sistema sanitario, más atención y no solo al nuevo HUCA.
En Ventanielles hay 13 médicos y actualmente cuatro están de baja. Sanidad ha sustituido solo a uno. Es habitual que los facultativos atiendan a 40 o 50 pacientes cada mañana. Por las tardes, pasan consulta dos médicos y «la presión asistencial es mayor» porque hay muchos pacientes que prefieren este horario. Eso sí, los usuarios no tienen que esperar más de un día para obtener cita con su médico de cabecera. Si no lo consiguen por la vía ordinaria lo hacen por urgencias. En este centro de salud, como en los demás, los médicos se quejan por tener que salir, durante su jornada, a cubrir situaciones de emergencia con el SAMU, en «servicio de atención continuada». De Ventanielles depende el consultorio periférico de Colloto.
En La Ería los vecinos pueden elegir entre ir al médico por la mañana o dos días a la semana por la tarde. Tienen para elegir entre una decena de facultativos que cada uno atiende a unos 1.800 pacientes. Hace un año que uno falleció y la administración no ha enviado uno nuevo. Tampoco sustituye las bajas temporales. El trabajador social lo compartían con Vallobín antes de que dejaran de contar con él. Cada médico suele atender a unos 30 o 35 pacientes al día, al margen del papeleo. Uno de ellos considera que deberían tener más autonomía en su organización. Por ejemplo, pedir una resonancia en lugar de enviar al paciente al especialista. De esta forma, considera, se mejoraría la otra fase de la sanidad pública, la hospitalaria.
En el centro de salud de Vallobín hay nueve médicos al que suman uno del consultorio de Las Campas. Uno de ellos asegura que lo habitual es que no estén todos. El Principado, sin embargo, opta por no cubrir las bajas mientras los facultativos se reparten los pacientes de quienes no están. Tratan de dedicar 10 minutos por paciente aunque, en algunos casos, se limitan a cinco. La lista de espera depende de los facultativos, pero es habitual que los usuarios puedan conseguir cita previa de un día para otro. El problema surge cuando el médico falta unos días y los pacientes le aguardan. Ahí se incrementa. Denuncian la «dejadez absoluta» por parte del Gobierno regional respecto a este y toda la Atención Primaria en la ciudad.
En la Lila seis médicos pasan consulta por la mañana y otros dos por la tarde. Cuatro facultativos más, están solo dos horas y media, aparte de los especialistas que no atienden las urgencias diarias, cosa de los médicos de Atención Primaria. Se jubilaron tres pero solo ha entrado uno nuevo. Atienden a una población de unas 23.000 personas pero su céntrica ubicación, ser el primer ambulatorio de la ciudad y haber sido el único con Urgencias lo hace peculiar. Cubre las Urgencias (de 20 a 08 horas y 24 horas el fin de semana) de todo el municipio de Oviedo y de Las Regueras, unos 237.000 habitantes con 11 facultativos y ocho enfermeras. En la capital de 08 a 15 no hay Urgencias en Atención Primaria.
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