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Los montañeros utilizan camillas improvisadas para evacuar heridos del campamento base.
El Everest es una tumba

El Everest es una tumba

Al menos 22 alpinistas perdieron la vida por el seísmo y los aludes y otros cien siguen desaparecidos, en la mayor tragedia en la zona

ZIGOR ALDAMA

Lunes, 27 de abril 2015, 01:00

«Como un edificio blanco de 50 plantas que se desploma sobre ti». Así describió George Foulsham, uno de los alpinistas que se vio sorprendido por el terremoto del sábado en el Everest, la avalancha que el temblor provocó en el techo del mundo. «Empecé a correr, la nieve me tiró al suelo y me cubrió por completo. Traté de levantarme y me volvió a tirar. No podía respirar. Creí que estaba muerto». Él tuvo suerte y puede contarlo, pero ayer se confirmó que al menos 22 personas fallecieron en la montaña más alta del planeta y las autoridades están convencidas de que todavía serán más, porque hay unos cien montañeros desaparecidos. Es la mayor tragedia en la historia del Everest, y llega justo un año después de la muerte de 16 sherpas en otra avalancha que provocó grandes críticas por la masificación de la cima y el cierre de la montaña.

Pero la del sábado podría haber sido mucho peor: en torno a mil alpinistas se concentraban en el campo base o estaban acometiendo la ascensión cuando se produjo el seísmo. Afortunadamente, ayer varios helicópteros pudieron comenzar las labores de rescate y los heridos más graves -muchos de ellos en estado crítico por fracturas craneales- fueron evacuados a hospitales de Katmandú.

Hoy continuarán las labores de búsqueda y se tratará de enviar el material necesario para que quienes están por encima de los campos avanzados puedan descender con seguridad. «Había estado ahorrando durante años para escalar el Everest, pero ahora siento como si la montaña estuviese avisándonos de que no lo hagamos», declaró Foulsham, que no volverá a intentarlo. «Es como si el Everest nos dijera que por el momento no quiere ser escalado».

El de George Foulsham, un biólogo marino de 38 años que vive en Singapur y quería probar suerte en el Everest, no es el único proyecto frustrado por el seísmo mortal. El alpinista peruano Víctor Rímac quiere escalar 14 picos por encima de los 8.000 metros en seis años para batir el récord mundial. El desastre le sorprendió el sábado junto a su compatriota Holmes Pantoja en la montaña más alta del mundo. Un tercer deportista de esta nacionalidad, Richard Hidalgo, que también resultó ileso, quería coronar el Lhotse.

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