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ELENA RODRÍGUEZ
GIJÓN.
Viernes, 25 de agosto 2017, 00:43
Cuenta el concejal y presidente de Emulsa, Esteban Aparicio, que ya en 1996, en una visita a un amigo en Alemania, la familia se le echó encima cuando éste iba a tirar los huevos en la bolsa que no correspondía. El enfado venía justificado: un mes antes, había sido sancionado con 300 marcos de multa. Pone este ejemplo para hacer ver la distancia que nos lleva Europa en cuanto al reciclaje. «Ahora solo sancionamos por los horarios, no depositar la basura donde se debe o vertidos ilegales». Pero es que la Unión Europea ha marcado como objetivo que en 2020 el porcentaje de residuos reciclados se sitúe en el 50%. El de Gijón está en el 25% y las campañas de sensibilización -como sostiene la gerente de Emulsa, Pilar Vázquez- «no funcionan».
Por todo ello, el concejal es rotundo: «En toda Europa se sanciona cuando se incumple la normativa de residuos y aquí no va a quedar otra. El reciclaje es una norma europea. Podemos ponernos como queramos, pero la tendencia es al pago por generación. Aquel que menos basura haga, más recicle y más separe pagará menos y el que no lo haga, abonará más. Es una consecuencia del que principio de 'quien contamina, paga'».
Y es, dice también, una individualización del servicio que ahora se paga «a escote pericote». «Si hay un vecino que, con mi mismo escote, genera diez veces más basura que yo, ¿por qué entre todos vamos a tener que financiar a alguien que ensucia más?».
Con esta intención, Pilar Vázquez avanzaba en la Feria Internacional de Muestras, tal y como adelantó EL COMERCIO, su intención de renovar los contenedores a partir del mes de septiembre en una operación que se prolongará cinco años. Ya entonces indicaba que el método para dicho control estaba en estudio. Podría ser mediante la tarjeta ciudadana -que permita la apertura del contenedor- o mediante bolsas de basura con códigos de barras.
Ayer, consultado por EL COMERCIO al respecto, Esteban Aparicio se mostró partidario de una combinación de todos ellos, porque, «de hecho, en nuestra ciudad, ya hay distintas formas de recogida de basura. No es lo mismo la zona rural que otra con edificaciones de veinte plantas». En este sentido, señaló su preferencia por que se usen la tarjeta ciudadana, las bolsas de basura con códigos y «también las cámaras de seguridad».
Según aseguró a este periódico, su idea era apostar por un sistema asentado ya en otros puntos de Europa: la recogida neumática. Consiste en introducir la bolsa a través una especie de buzón en la calle o bajante de los edificios que, a su vez, están conectados a una red de tuberías subterráneas. Mediante un circuito de aspiración, se traslada la basura a un centro de control, desde donde los camiones lo trasladan al vertedero. «En ciudades como Estocolmo, el 85% de la recogida funciona con este sistema», apuntó. Reconoció que «es más caro, pero contamina bastante menos y ofrece la versatilidad de que los residuos se pueden tirar a cualquier hora».
Detalló que «hay barrios de algunas ciudades en los que este método ya existe desde los años sesenta; la recogida neumática se realiza desde los propios domicilios y, de hecho, en los Planes Generales de Ordenación se habilita que las viviendas dispongan de este sistema».
Ahora bien, pese a sus ventajas - «la identificación y el pesaje son automáticos»-, Esteban Aparicio señaló que «el sistema no ha logrado la aquiescencia ni de mis compañeros de gobierno ni de los grupos políticos». No sería aplicable en todas las áreas, sino en calles «estrechas del centro».
Esta es la idea. Pero, ¿ahora qué? El concejal señaló que ya hay un borrador del plan sobre la recogida de residuos (para llegar a ese 50% de reciclaje fijado por Europa y establecer cómo se hace). De hecho, ya ha sido tratado en el Consejo de Prevención y del Reciclaje, en el que se sientan grupos políticos municipales, sindicatos, empresarios, asociaciones vecinales, entidades ecologistas, un representación de la Universidad de Oviedo, miembros de la Unión de Comerciantes y el gremio hostelero, el Consorcio de Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) y la propia Emulsa, entre otros. «Es el consejo sectorial que encauza la participación ciudadana en este sentido», apuntó. La intención es comenzar la planificación en el mes de septiembre con el fin de que el plan - «que se pretende consensuar con los grupos políticos»- pueda ser aprobado por el consejo de gobierno a finales de año «tras haber oído lo que los ciudadanos y técnicos tienen que decir al respecto».
La ordenanza va más avanzada. Ya ha pasado por el proceso de participación ciudadana y «tiene un elevado grado de consenso de los grupos políticos». Se prevé iniciar pronto la tramitación orgánica para que sea probada por el Pleno también en lo que resta de año.
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