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MARCOS MORO
Lunes, 8 de mayo 2017, 01:50
Un grupo inversor con representación local ha adquirido la sede histórica del Banco Urquijo en Gijón para su futura explotación comercial. El palacete era propiedad de Unicaja, entidad que absorbió en 2014 a Caja España y Caja Duero y que, según ha podido saber EL COMERCIO, se ha desprendido del inmueble por un montante de 3,6 millones de euros.
Los nuevos dueños del emblemático palacete del Muelle estudian su posible uso y viabilidad como hotel boutique con oferta complementaria de restauración. Este concepto de hotel surgió en los años 80 en Nueva York para definir a aquellos establecimientos hoteleros que buscan un estilo y carácter propio por localización urbana, arquitectura singular del edificio y servicio personalizado. Todo ello en contraposición con la oferta de las grandes cadenas de hoteles.
La pretensión de desarrollar un proyecto hotelero exclusivo en este inmueble choca actualmente con las severas restricciones de uso del catálogo urbanístico vigente. Unas restricciones que están conduciendo a la situación actual de abandono y deterioro de muchos edificios históricos de la ciudad.
El grupo inversor está manteniendo, a través de sus representantes en la ciudad, reuniones periódicas con el Ayuntamiento para ver qué encaje podría tener el proyecto que tienen en mente con la modificación y actualización del catálogo que está tramitando en paralelo a la revisión del Plan General de Ordenación (PGO). El gobierno local se marca como objetivo la aprobación inicial del nuevo catálogo en el Pleno de julio al que también se llevará, si no surgen impedimentos, el informe de alegaciones del PGO. El inventario actualizado de bienes protegidos del municipio, que trata de superar las limitaciones del aprobado por el PSOE en 2010, se sacará a exposición pública junto con los cambios consensuados introducidos vía alegaciones en el Plan General.
La ficha urbanística que el palacete tiene dentro del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PERI) del barrio de Cimadevilla impide realizar, por ejemplo, una remodelación similar a la que se llevó a cabo en su momento en el antiguo Banco Gijón para albergar pisos de lujo. Tiene un grado de protección integral (P3) que limita las intervenciones en el inmueble a rehabilitaciones y reestructuraciones interiores parciales. Se puede seguir usando como oficinas, pero la transformación en equipamiento hotelero, hostelero o de ocio es a día de hoy inviable, según quienes conocen en profundidad la restrictiva normativa.
Si la explotación comercial de la sede del Banco Urquijo se puede encauzar finalmente, desde el punto urbanístico, como hotel éste sería el tercer proyecto que vería la luz en los últimos meses. El tercer proyecto que demostraría la revitalización del sector turístico en el centro de la ciudad y que se sumaría a las actuaciones en marcha del primer cinco estrellas en el edificio del Molinucu (Domínguez Gil número 7) y la intervención de Promociones Los Campos en el inmueble diseñado por Manuel del Busto en la confluencia entre Marqués de San Esteban y Pedro Duro. También está por ver lo que ocurre finalmente con la subasta de la antigua sede de la Autoridad Portuaria en el Muelle, pendiente de la autorización de Patrimonio del Estado.
El edificio de los Jardines de la Reina se construyó entre 1918 y 1920 para albergar la Sociedad de Fomento de Gijón, aunque finalmente su primer uso fue como sede del Banco Minero Industrial. Durante la Guerra Civil fue utilizado como checa republicana y en 1942 el Banco Urquijo tomó el control directo. Los años de mayor pujanza de la sede bancaria del Muelle se vivieron en las décadas de los sesenta y setenta, cuando llegaron a trabajar en la oficina más de medio centenar de personas.
Su nombre no paró de cambiar desde los años ochenta. Ha sido Banco Urquijo y Unión, Herrero y Caja España.
El edificio se postuló en su momento para acoger el Casino, pero el Urquijo no quiso vender. La Autoridad Portuaria de Gijón también tuvo intención de trasladar allí sus servicios administrativos.
Fallida delegación de zona
Caja España compró el palacete en marzo de 2007, antes de la crisis, por seis millones de euros al Grupo Sabadell-Herrero con la intención de establecer en esta histórica sede su dirección territorial para el Norte de España. El proyecto nunca llegó a cuajar pese a que se realizaron obras de acondicionamiento exterior e interior para continuar con la actividad bancaria que culminaron en el verano de 2010. El inmueble, que es un icono del Muelle, permanece cerrado al público desde abril de 2008. Sus últimos usuarios fueron los seis empleados de la sucursal de Caja España en la calle Corrida con motivo de las obras de reforma de su propia oficina. De allí también acabó marchándose al poco tiempo la notaría del Muelle, cuyo titular es José Clemente Vázquez, que tenía arrendada el 60% de la primera planta del palacete. Esta notaría se mudó a un entresuelo del número 6 de Marqués de San Esteban.
Actualmente, solo usan su aparcamiento un grupo reducido de personas.
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