Los vecinos abrirán una cuenta bancaria para ayudar al afectado

Los vecinos de David Martín no solo le han acogido en sus casas después del incendio que le dejó sin hogar y sin enseres personales. Después de que EL COMERCIO diera a conocer la historia de este gijonés, numerosas personas manifestaron su deseo de contribuir económicamente para que pueda reconstruir su hogar. Para canalizar este torrente de buena voluntad, los vecinos de David decidieron abrir una cuenta bancaria para que los interesados aporten sus donaciones. «Nos lo están pidiendo en las redes sociales. La idea es que pueda tener una casa con una cocina-comedor, dos habitaciones y un baño, que es lo que él quiere», explicó Duli Álvarez, una de las promotoras de esta iniciativa. Esta residente en Deva lleva tiempo echándole una mano a David. Desde que se enteró de que subsistía con lo que él mismo cultivaba y con las materias primas que obtenía del ganado. Después de quince años en la construcción, perdió su empleo y, al agotar la prestación por desempleo, se dedicó a la agroganadería con los animales heredados de sus abuelos. Pero no es la única ayuda que recibirá el damnificado. Un vecino de Castiello se puso en contacto ayer con este periódico para ofrecer a David muebles y material de construcción. «Me dio muchísima pena y tengo cosas para equipar varias casas», explicó este ciudadano, que quiere permanecer en el anonimato.

«Darle lo que necesite»

«Tengo mesas, sillas, armarios... y estoy dispuesto a darle lo que necesite para su casa, sin coste de ningún tipo», aseguró. No tiene problema en almacenar el mobiliario y los materiales hasta que el afectado reconstruya su vivienda. Debido a su trabajo, almacena piezas de mobiliario de negocios de diferente tipo. Y no le encuentra mejor uso que destinarlas «a ayudar a quien lo necesite». Como David, en este caso. Todo apoyo es poco para este gijonés, cuyo pariente más cercana, su madre, vive en León. De ahí que resulte fundamental el amparo de sus conciudadanos.

«Son muy atentos», aseguró horas después del incendio, rodeado por un grupo de vecinos que se desplazó hasta la casa para tenderle una mano. Estos días, se reparte entre los hogares de quienes le rodean para comer y dormir. Han tenido que prestarle hasta ropa, pues todas las prendas fueron pasto de las llamas. Para colmo de males, David vive sin agua corriente. Se abastece de un manantial que hay en la finca.