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Mimos para las Lambrettas

Mimos para las Lambrettas

Félix Domínguez recorre distintos países a bordo de su Lambretta y además lleva restaurando scooters en su taller desde hace más de diez años

ELENA S. HERRERO

Miércoles, 3 de agosto 2016, 08:23

«Son las 20.35 horas, la hora de la Lambretta». Así decía la publicidad radiofónica italiana que sonó durante todo 1947 para hacer campaña de un nuevo símbolo italiano de dos ruedas que surgía para competir con la Vespa. Se diferenciaba por tener una línea y soluciones mecánicas distintas a las que presentaba su rival. Sea una u otra, a todos les gustan las scooters, no pasan de moda. Y es que las dos han permitido a miles de personas moverse de forma ágil entre el tráfico. Sus nombres no necesitan traducción pues se han convertido en un icono del estilo por excelencia. Primero la utilizaron Audrey Hepburn y Gregory Peck en 'Vacaciones en Roma' y ahora las disfrutan miles de personas en todo el mundo, pues con ellas se tiene asegurado un viaje de aventura: una excursión, una cita... No hay límites para una scooter.

Su historia y su estética clásica provocan que, medio siglo después, sigan levantando pasiones, haciendo que la gente invierta tiempo y dinero en restaurarlas. Esto lo conoce bien el director del festival Euroyeyé, Félix Domínguez, que recorrió este año a bordo de una Lambretta «cuatro mil kilómetros por seis o siete países», dos mil kilómetros más que en sus anteriores vacaciones. Pero al gijonés no solo le gusta sentir «la libertad por las carreteras», pues también se dedica a reparar y arreglar a las hijas del italiano Ferdinando Innocenti, que así se llama su diseñador. Un apasionado de las Lambrettas que tuvo que buscarse la vida por sí mismo, ya que hace diez años «no había nadie en Gijón que se dedicase a restaurar las scooters». Así pues, no le quedó más remedio que volver a la biblioteca y leer libros de mecánica hasta llegar a ser capaz de reconstruir sus «propias motos». «Restauro las motos de mis amigos y mías», apunta. Para hacerlo de forma correcta, solo debes seguir una pauta: «Cuando te llega una scooter al taller tienes que desmontarla entera». Es necesario examinar el motor, comprobar que esté bien por dentro y revisar hasta «el último tornillo». Para la reconstrucción son necesarias piezas que hay que pedir a Italia. Un puzzle un poco caro.

Desde hace unos años las cosas han cambiado, «hay negocios en España que te pueden surtir de casi todo». Del mismo modo se actúa para restaurar a su rival, la Vespa. En conclusión, las dos deben ser desmontadas y reconstruidas. Después vendrá el tuneo.

¿Cuánto tiempo se tarda? No hay nada fijo. Depende de las horas que dedique uno a mimarla y mejorarla. «Pueden ser todas las tardes de un mes, las de dos meses o incluso años», calcula. Lo que sí es seguro es que en la nueva construcción existe la posibilidad de plasmar en la moto «la personalidad del conductor». Cada scooter tiene su historia. Como las 14 Lambrettas que tiene Félix Domínguez, que «representan distintas etapas de mi vida», apunta. Esta pasión se la transmitió a muchos gijoneses, que ya recorren la ciudad a bordo de una Lambretta. «Al hablar tanto de ella creo que ha calado en mucha gente de Gijón», declara.

Hay propietarios que conservan bien su scooter desde hace años, pero también existen jóvenes herederos que optan por restaurar la moto de sus abuelos. Todos ellos encenderán estos días los motores, da igual que sea el de una Lambretta, una Vespa o el de cualquier otro modelo. Mañana comienza la tradicional cita veraniega del Euroyeyé que reúne a cientos de motos por las calles de Gijón. Y si a eso se añade música sesentera, exposiciones y presentaciones de libros, mejor que mejor.

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