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OLAYA SUÁREZ
Domingo, 26 de junio 2016, 02:56
La plaza de Arturo Arias, otrora plaza de 'les monjes', junto al Lavaderu, siempre fue el ágora de Cimadevilla. El espacio en el que el pueblo hablaba, discutía y decidía. Y en el barrio alto siempre se habló, se discutió y se decidió mucho. El objetivo de la Plataforma Ciudadana Tabacalera Gijón es recuperar esas asambleas ciudadanas que tengan una capacidad vinculante con los usos de los espacios públicos. «Queremos garantizar que los cargos electos den respuesta a las necesidades y deseos de la ciudadanía. Es preciso cuestionar el modelo actual, basado en delegar en los representantes políticos la toma de decisiones referidas a la vida cotidiana», explican desde el colectivo , que ayer organizó su particular jornada de reflexión, pero no solo sobre las elecciones, sino en un sentido mucho más abierto y global que pasa por buscar soluciones en un ámbito cultural y social de la ciudad que consideran «lleva años en constante retroceso, capitalizada por propuestas institucionales cada vez más desconectadas de la realidad».
«Hay reclamaciones de tipo social emitidas por colectivos de barrios de la ciudad que llevan años sin ser atendidas y existen numerosos edificios de propiedad pública que se hallan actualmente desocupados o sin propuestas efectivas para su uso», comenta Carlos Vara, uno de los portavoces de la Plataforma.
Una de esas edificaciones es la antigua Fábrica de Tabacos, que pretenden se convierta en un centro cultura autogestionado, «pegado a la calle y realista», como los existentes en San Sebastián (Tabakalera) y en Leganés (La Tabacalera) o Bilbao (Espacio Open). Representantes de los tres proyectos explicaron durante una mesa redonda celebrada en la casa del Chino cómo dieron forma a las iniciativas, puntos de encuentro y de apoyo de artistas y creadores, con una amplia programación cultural y social encaminada a poner a disposición de la ciudadanía herramientas para acercarse a la cultura contemporánea y a las distintas vertientes artísticas.
Víctor Iriarte, de Tabakalera Donosti, explicó como la que fuera la fábrica de tabacos durante 90 años (hasta 2003) fue rehabilitada en 2015 tras un concurso internacional de renovación arquitectónica. Desde hace un año es centro de cultura contemporánea, con exposiciones, espacios para creadores, laboratorios de artistas, bibliotecas y un extenso programa cultural. Lo indispensable, coincidieron los participantes, es contar con el respaldo de los ayuntamientos y las instituciones.
Con el sólido ejemplo de estos proyectos, y con las particularidades propias de Gijón, la Plataforma Ciudadana tiene clara su propuesta: «Imaginamos Tabacalera como la cabeza visible de un cuerpo deslocalizado y múltiple, un espacio de producción de conocimiento con voluntad de acoger y dar voz a múltiples modos de hacer de agentes y colectivos locales y exteriores, que devuelvan o sitúen la necesidad de pensar y trabajar en la cultura como un elemento sustancial para el desarrollo político: un espacio materializado en un lugar físico de utilidad social y cultural ubicado en el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos del barrio de Cimavilla».
Nuevo modelo
La recuperación de este espacio supone «una oportunidad única para establecer este nuevo modelo de participación ciudadana». «No solo beneficiaría a la ciudad, sino que devolvería al histórico barrio una actividad diurna beneficiosa y necesaria, revitalizando el mismo y facilitando que se atiendan algunas peticiones para la zona como el transporte público y la atención sanitaria», señalaron durante la lectura del comunicado en la plaza de Arturo Arias, que acogió las actuaciones de los artistas Pablo Und Destruktion y Rodrigo Cuevas.
La sesión vermut, en el ágora, contó con una gran asistencia de un público al que le unió un deseo único, que las obras del edificio de Tabacalera que arrancaron hace un mes den paso a un conjunto arquitectónico remozado en el que tenga cabida el movimiento artístico y cultura de la ciudad. Que es mucho. «Gijón tiene un potencial artístico enorme y hay que explotarlo, no se puede dar la espalda a la cultura y a la creación, es un valor añadido que aporta riqueza a la ciudad y a la región», apuntaba la fotógrafa María Fernández.
Antes de los conciertos, la arquitecta Carolina Castañeda realizó una visita guiada, seguida por medio centenar de personas, en la que recorrió el barrio y explicó la historia de varios edificios emblemáticos, centrándose en el edificio de Tabacalera.
Desde el colectivo apuntan que «el modelo de crecimiento industrial está desmantelado no ha llegado ningún otro con voluntad de sustituirlo. El turismo ofrece un empleo estacionario y mal pagado; la oferta de cachopo, playa, verde y sidra se antoja limitada y no demasiado atractiva a la hora de fomentar visitas que alejen el fantasma de las despedidas de soltero de nuestras calles». «La cultura puso en el mapa a Gijón, su festival de cine, su caldo de cultivo independiente, sus conciertos, sus festivales literarios y festivos, no fueron los toros, no fue el raid aéreo ni el breve verano», apuntan.
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