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CH. TUYA / P. LAMADRID
Lunes, 20 de junio 2016, 01:33
Consuelo Fernández tiene 87 años. Y cáncer de piel. Y se dejó la gorra en casa, porque pensó que no saldría el sol de casi verano que luego caldeó Gijón. Pero lo que no pensó fue en dar la vuelta y abandonar. Lleva ella participando «en todas las ediciones», así que la cita de ayer de la Carrera de la Mujer la completó. «En 55 minutos». Eso sí, «cinco minutos andando y cinco corriendo, como me dice mi yerno». Un consejo que le sirvió, «dejé, por lo menos, a 2.000 mujeres atrás».
Y eso que ella, como Susana Galán, está convencida de que «aquí venimos a ganar al cáncer, no la carrera». A Consuelo no le importa no llevarse el 'premio' de ser la mayor, honor que ostenta Teresa García, de 91 años. A Susana Galán, lo único que le importa es haber conseguido que su amiga Eva Rodríguez a participara en la cita de ayer. Ella, emocionada, «no tengo palabras», alcanzó a decir, hizo lo mismo que la mayoría de las 7.500 participantes en la prueba más rosa del calendario deportivo, la que organiza Runner's World para recaudar fondos contra el cáncer de mama: Eva lloró.
El regreso de Alba García
«Es que ninguna mujer debería perder la oportunidad de pasar bajo un arco de meta», reconocía Cristina Mitre. La periodista, escritora y runner, que también sabe lo que es vencer al cáncer, «el mío era de útero, pero ya está superado», vivió ayer una carrera muy especial. «Vine a correr con mi amiga Alba García, la gran atleta, que ha pasado un año de baja por una artritis reumatoide. Hicimos la carrera en 24 minutos y, el abrazo que nos dimos en la meta fue el mejor premio», aseguró.
«Por Alba García corro yo, ella ha sido mi ejemplo a seguir», comentó emocionada Susana Galán. «Porque el premio es conseguir fondos para que el cáncer se investigue y se ataje. Ya no es como antes, pero hay que seguir con la prevención», apuntó Tere Ramos. Ella sabe bien lo que es el deporte.
Su marido, el entrenador físico del Sporting, Gerardo Ruiz. Ayer, a él le tocó esperar en la meta, portar mochilas y las botellas del agua de su mujer y una amiga, Elena García. «Somos incondicionales, venimos todos los años porque es muy importante colaborar», insistió Ramos.
«Nos puede tocar a todos»
«A todos nos puede tocar. Nosotras tenemos ahora a un familiar enfermo. Y yo, por ejemplo, no pude venir el año pasado porque estaba enfermo mi marido. Al final, el cáncer lo mató, como a mi cuñado», contaba una emocionadísima Ángeles Rea. «Bueno, mujer, pero estamos aquí», la animaba su hermana, Maite. De 80 y 70 años, las hermanas Rea participan cada año en la carrera. «Corremos solo al salir y al llegar, el resto lo hacemos caminando», reconocen, porque, insisten, «lo importante es colaborar».
Y por eso corrió ayer la periodista Rakel Gallego. Para la responsable de prensa del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio la de ayer era su primera vez. «Ha sido impresionante, tantas personas, tan buen ambiente. He venido con mi sobrina, mi hermana, unas amigas, todas concienciadas»,
Esa concienciación especial es un ingrediente que diferencia a la Carrera de la Mujer del resto de competiciones. «Corremos por todas las mujeres», decía una exultante Marta Menéndez. Integrante del grupo 'No te oxides', que unió a una suegra, María Jesús García, con una nuera, Mónica Álvarez. «Todas nos llevamos muy bien», remataba bromeando Lucía Cueto.
Risas también las de Begoña Fernández y Andrea García. Para la madre, la de ayer era una carrera especial: la primera con su hija. Andrea, muy impresionada por el ambiente, tiene claro que volverá. Con su madre o no, «me lo tengo que pensar», dijo ante la carcajada materna. Ya lo dijo Mitre, «correr es vida».
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