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De izquierda a derecha, Lupe Vega, Marián Alonso, Mila González, Chari Baltanás, Maribel López, Carmen de Gainza, Áurea Fernández y Geno Álvarez. Sentada ante ellas, Mati Prado Dorado. Todas socias y colaboradoras de la Casa de la Vida.
«Me reconstruyeron el pecho el 4  de mayo y ya trabajo. Hay que vivir»

«Me reconstruyeron el pecho el 4 de mayo y ya trabajo. Hay que vivir»

La Fundación Casa de la Vida, de Bruno Salvadori Lions, ofrece apoyo psicológico y terapia solidaria a todas las pacientes asturianas

CH. TUYA / L. RAMOS

Domingo, 19 de junio 2016, 03:36

A las 10 de la mañana estarán en Las Mestas. Lupe Vega, Chari Baltanás, Mila González, Marián Alonso, Geno Álvarez, Maribel López, Mati Prado, Susana Pérez, Áurea Fernández y Carmen de Gainza son nueve de los 7.500 nombres que hoy figurarán en listado de participantes de la Carrera de la Mujer.

«Para correr o para caminar, se hará lo que se pueda», bromea Lupe Vega, quien deja claro el objetivo de la prueba: «participar y colaborar con esto, que nos importa a todos». Y ella sabe un rato. No solo ha vencido al cáncer, sino que Lupe fue una de las caras visibles de la lucha gijonesa para conseguir que la ciudad cuente con servicio de radioterapia. «Fue muy duro, costó muchísimo lograrlo, pero lo conseguimos».

Como ahora consigue, de voluntaria, hacer que Geno Álvarez se sienta acompañada en esa radioterapia, o abrazar a una «muy asustada y sin pelo» Marián Alonso cuando ella llamó a la puerta de la Casa de la Vida. Porque las nueve son integrantes de esta fundación auspiciada por Lions Gijón: la Bruno Salvadori.

Creada, curiosamente, por las dos únicas que no han pasado por la dolencia. «A mi madre tuve que convencerla, después de años con la Casa de la Vida abierta, de que no tenía cáncer. Porque todos le decían que no podía ser que me implicara tanto si estaba sana», recuerda Carmen de Gainza. Pero ella no lo tiene. Como tampoco Áurea Fernández. La otra 'loca' con la que arrancó el proyecto «por el que ya han pasado 300 personas».

Todas siguen vinculadas a la casa. Como aquella «asustada» Marián Alonso, que hoy es la profesora de baile. «Y con pelo», precisa bromeando. «Porque la quimioterapia es la mejor medicina contra la calvicie», apunta con una carcajada Mati Prado, mientras Mila González remata: «Si ya nos lo dicen todos, qué tiene esa quimio que os deja el cutis perfecto y ese pelo fantástico».

«El pelo vuelve a salir»

Un pelo que «vuelve a salir». Como las cejas. «Eso fue lo que más me preocupó», dice Marián Alonso, aunque todas lo aplauden. «Lo de las cejas te modifica toda la cara. Lo del pelo se puede camuflar con una peluca». Carmen recuerda como la Sala Albéniz se vino abajo cuando Mati, Mila y Marisa «cerraron un desfile quitándose las pelucas. Fue emocionantísimo», dijo. «Y liberador, ¡qué calor da la peluca!», bromea de nuevo Mila González

«Esto siempre es así», deja claro De Gainza. «Aquí hablamos, a veces, de cáncer, pero sobre todo hablamos de vida, de proyectos, de risas», precisa. «Que nadie crea que este es un lugar oscuro donde se llora», aclara Chari Baltanás, aunque dos frases más allá echa por tierra su argumento. Cuando recuerda lo importante que para ella fue el apoyo «de todas estas mujeres. Son mi familia...».

Su llanto se ahoga en el abrazo que le da Lupe Vega, aunque desde la otra esquina a Maribel López le brillan los ojos. «Es que, es verdad que en esta casa encuentras a la familia». Ella perdió la suya con la enfermedad. El cáncer trajo consigo una separación matrimonial y un cambio radical de vida. Hasta de concejo de residencia. Ahora, Maribel es «la artista de la Casa de la Vida: confecciona y crea la mayoría de las artesanías que vendemos». Ella busca un pañuelo, lo que hace clamar a Mati: «Oye, que me puse rímel y ahora se me va a estropear».

La carcajada general no esconde que ellas no frivolizan. Todas tienen claro que el diagnóstico «asusta y mucho». A Mila la dejó «en estado de shock. Tanto que me llevaron a la psicóloga. Dijo que hablaría con mis padres... Sigo esperando».

I Gala Lírica Solidaria

Esaes la otra coincidencia. La medicina ha avanzado, sí, pero el trato médico «podría mejorar mucho». A Geno Álvarez la quimio tuvo que ser drástica e inmediata «porque a alguien cometió un fallo en mi última revisión». Y Mila recuerda aquel ginecólogo que le dijo: «¿Por qué viene a contarme que tiene un bulto y no se lo dijo a su médico de cabecera?». La grosería se le acabó al galeno en cuanto palpó la mama. «Puso en marcha toda la maquinaria. Había que operar».

Una situación, la de la operación, por la que han pasado todas. Alguna, como Mati, «varias veces». La última, «para la reconstrucción. Tengo la espalda en el pecho», bromea. Tan contenta salió del quirófano que no se quedó mucho en casa. «Me reconstruyeron el pecho el 4 de mayo y ya estoy trabajando. Hay que vivir, es lo que importa».

Y hoy, lo que importa es la carrera de la mujer. Y, al acabar, preparar la I Gala Lírica Solidaria. La que se celebrará el próximo domingo, a las 18 horas, en el Teatro de la Laboral. «Ya sé que es la jornada electoral, pero después de votar hay tiempo para todo», bromean. Ellas necesitan dinero para una furgoneta. «Que compartiremos con Ningún Niño sin Cenar».

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