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ÓSCAR PANDIELLO
Domingo, 19 de junio 2016, 03:36
Entre la emoción y el reclamo, a medio camino entre el reencuentro y los planes de futuro. Así transcurrió, durante la mañana de ayer, el Día del Antiguo Alumno de la Laboral, una cita bienal que vuelve a juntar a viejos compañeros de aula y dormitorio. «Todos llevamos la Laboral en nuestra raíz emocional, pero hay que mirar a la realidad actual de la Ciudad de la Cultura porque tiene muchísimas opciones», afirmó Jesús Merino, presidente entrante de la Asociación de Antiguos Alumnos en sustitución de Antonio González, que dejaba el cargo.
Julia Álvarez González.
Directora del Conservatorio de Gijón.
Manuel Renilla Acedo.
Jefe de Servicio de Seguridad de LABoral Ciudad de la Cultura.
José Benito Villoria.
Promoción Antiguos Alumnos 1966.
Antonio Mencía Espinel.
Secretario Administrativo de la Laboral (1955-1965).
Pedro Mari Robles Aquesolo.
Delegado territorial de la asociación en el País Vasco.
Constantino Villabrille y Maria Jesús Argüello.
Impulsores de la iniciativa ULG=BIC.
Pepa García-Vaso Cebrián.
Por el apoyo a las esposas de los antiguos alumnos.
El acto sirvió también para rendir homenaje a las personas e instituciones que han colaborado, de una u otra forma, en el desarrollo del centro y el mantenimiento de su actividad. A los nueve galardonados se les entregó el premio 'Patio Central', que cumplía su quinta edición. Uno de los premiados por la junta directiva fue el catedrático de Geografía Ramón Alvargonzález, quien acudió en representación de su fundación familiar. El motivo de la distinción, «su sensibilidad y apoyo a la recuperación de la memoria histórica de la institución».
La promoción del 66
«El papel de la Laboral y su edificio no han sido bien tratados», explicó Alvargonzález. Las instalaciones, ideadas por el arquitecto Luis Moya a mediados de los 40, habrían sido para él «el lugar idóneo para albergar el campus universitario de Gijón al estar concebido para la docencia, pero a lo largo de las últimas décadas ha habido un juicio sectario por parte de las administraciones, que han visto en el edificio un símbolo franquista».
También hubo espacio para celebrar las bodas de oro de la promoción del 66, presente en su mayoría para recoger un diploma conmemorativo. José Antonio Menéndez y José Ignacio G. Pascual son dos miembros de dicha quinta. «Yo quedé huérfano a los nueve y me vine desde Noreña», explicó el primero. «Las monjas nos cuidaban desinteresadamente como si fuésemos sus hijos», añadió. Pascual también tuvo palabras de agradecimiento al centro: «Mi familia es esto. Podrán criticarlo lo que quieran, pero la Laboral es lo mejor que le ha pasado a Asturias», sentenció.
Finalizada la gala, los asistentes y sus familiares disfrutaron de una comida en el restaurante de la Laboral. La música y las anécdotas acompañaron a los comensales hasta ya entrada la noche.
De cara al futuro, la asociación quiere reinventarse en la misma medida que lo ha hecho la Laboral. María Jesús Argüello, la galardonada más joven de esta edición, es una de las muestras reivindicativas. Su contribusión a la institución no es poca. Junto a Constantino Villabrille -también galardonado-, impulsó la plataforma ULG=BIC, llegando a conseguir en mayo que el Principado reconozca la Laboral como Bien de Interés Cultural. Un primer paso para volver a convertirla en un referente.
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