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O. E.
Jueves, 26 de mayo 2016, 02:50
«No son campamentos de acogida, son campamentos de concentración». Así de contundentes se mostraron ayer Óscar Menéndez y Basam Abou Kirsch, voluntarios de Brazos Abiertos Asturias Human Rescue, durante la charla que ofrecieron a los alumnos de La Corolla y en la que les trasladaron su experiencia trabajando sobre el terreno. Basam, en concreto, regresó el viernes de Grecia, donde esta ONG colabora en los dispositivos de búsqueda y rescate de refugiados, en las islas de Quíos y Lesbos. Los voluntarios trataron de trasladar a los estudiantes de tercero y cuarto de ESO a la realidad de los miles de sirios, afganos e iraquís que tratan de llegar a Europa. Y que lo hacen en 'dinguis', pateras en las que se hacinan hasta 60 personas, tras pagar a las mafias pasajes de más de 1.000 euros.
Durante los días en los que Basam Abou Kirsch estuvo de guardia ante aquel «mal oscuro», tan solo vio llegar «afortunadamente» una embarcación. El resto del tiempo, los voluntarios asturianos tratan de colaborar en los campamentos, especialmente en un proyecto de clases de natación para que los niños «pierdan el miedo al agua», tras esa dura travesía. Basam admitió haberse emocionado, haber llorado. Por ejemplo, ante los nichos construidos por un refugiado. O ante los conciertos que cada día, al otro lado de la valla del campamento, ofrece un músico canadiense.
«No quiero imaginar qué van a pensar esos niños de nosotros en el futuro. Niños que tienen que huir de su hogar, que llegan a Europa porque les han dicho que aquí les acogeremos, pero les hacemos esto. Piden ayuda y se la negamos», lamentó Óscar Menéndez.
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