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Por la izquierda, Ines Alvarez, Diego Tellez y Marc Navarrete, creadores de la marca Dsert.
Tecnología 3D para coger mejor las olas

Tecnología 3D para coger mejor las olas

Seis estudiantes de un curso en impresión 3D presentan este jueves sus proyectos, entre los que hay quillas para tablas de surf, punteros de gaitas y silbatos personalizados

Lucía Ramos

Miércoles, 25 de mayo 2016, 22:09

Quillas de surf completamente adaptadas a cada persona y oleaje. Es lo que proponen Inés Álvarez, Diego Téllez y Marc Navarrete, tres jóvenes de 24, 22 y 23 años que forman parte de la primera promoción del curso para formar expertos en impresión 3D creativa organizado por la Universidad de Oviedo. La idea, explica Diego, surgió de forma natural después de que los tres se conociesen durante el curso y descubriesen que comparten afición por surcar las olas del Cantábrico. En la actualidad fabricar quillas es un proceso largo y costoso, pues se hace mediante moldes que suelen costar unos 5.000 euros, lo que obliga a realizar tiradas muy grandes para que resulte rentable. El resultado es la poca variedad de que disponemos quienes practicamos surf, señala. Un problema que estos tres jóvenes, ellos diseñadores industriales y ella ingeniera industrial, pretenden resolver gracias a la impresión 3D. Nos permite fabricar, con un coste mucho menor, quillas completamente únicas.

En vez de ser el surfero quien se adapte a ellas, serán ellas las que se elaboren teniendo en cuenta las características de la persona y de las condiciones en las que vaya a practicar surf, apuntan los creadores, quienes indican que ya están trabajando en nuevos diseños basados en la biomímesis. La naturaleza, agregan, les sirve de inspiración y por ello con su trabajo también pretenden protegerla. Para fabricar nuestras quillas utilizamos botellas recicladas o PLA, que es un plástico biodegradable, de forma que si se pierden en el mar, cosa bastante habitual, no tiene un efecto nocivo sobre el medio ambiente, explica Diego.

Las quillas que los tres estudiantes fabricaron ya fueron probadas en numerosas ocasiones con resultados positivos. Demostraron ser más ligeras y resistentes que las actuales, aseveran, y se muestran encantados con el recibimiento que su idea esta teniendo entre marcas y empresas del sector. Lo ven con buenos ojos y les encanta la idea, así que ahora estamos buscando financiación para poder desarrollar el proyecto y sacar nuestros productos al mercado cuanto antes, apuntan. Quien desee colaborar con DSERT, su marca, puede hacerlo a través del correo info@dsertcorp.com.

Otros proyectos

Y si el mar es algo típicamente asturiano, más lo son las gaitas que centraron el proyecto de otro de los alumnos del curso, Hugo López. Este ingeniero que trabaja en el sector del metal es aficionado desde hace años a este instrumento de viento y ya tenía en mente la idea de fabricarlo con impresoras 3D para hacerlo más personalizado y asequible. Cuando alguien empieza a tocar la gaita debe tener en cuenta que tendrá que gastarse unos 700 u 800 euros en comprarse una, algo que podría cambiar a partir de ahora, explica. La parte más difícil de elaborar con éxito, agrega, es el puntero -donde están los orificios que producen las notas-, por lo que fue lo primero en lo que se centró y tras varias pruebas e interminables horas de diseño, logró crear un prototipo que suena totalmente afinado, para lo que contó con la colaboración de su profesor, el gaitero Bernabé González. Ahora estamos trabajando para innovar en otros campos, respetando siempre la identidad sonora de la gaita asturiana, indica Hugo. Algunas de las posibilidades que baraja es la fabricación de punteros con los orificios más juntos para que sea más sencillo tocar y la creación de una gaita que produzca un sonido amortiguado para poder ensayar en casa sin molestar a los vecinos.

Otro de los proyectos que este jueves se presentarán en el hall de la biblioteca del Aulario Norte del campus gijonés será el de Miguel Prendes, quien fabrica silbatos de árbitro totalmente personalizados. El cliente puede elegir el color, ponerle su nombre, un dibujo..., explica.

Como colofón a todos estos proyectos, y para poner la puntilla a cualquier producto que salga de una impresora 3D, Alejandro González propone sus servicios de tratamiento superficial de piezas. Se trata de un trabajo manual que pretende que los productos tengan unos acabados estéticos más amigables, explica este joven ingeniero técnico especializado en mecánica. Las posibilidades, indica, son numerosas: desde un acabado pulido hasta uno mate, pasando por los esmaltados, satinados e incluso granulados. Se pueden también añadir colores y dibujos a las piezas, como hizo ya con las quillas de los chicos de DSERT y los punteros de gaita de Hugo.

Cuatro proyectos que aúnan artesanía y nuevas tecnologías en plena era de la innovación.

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