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ANDRÉS PRESEDOMARCOS MORO
Domingo, 22 de mayo 2016, 01:57
La estación depuradora de El Pisón, paralizada por orden de la Audiencia Nacional desde el 28 de abril, ha dejado de actuar de filtro para las aguas residuales de la cuenca Este de Gijón. La primera consecuencia de aquella decisión judicial es que, desde la citada fecha, las aguas residuales generadas por una población equivalente a unas 150.000 personas, se vierten al mar, a través del emisario de Peñarrubia, sin ningún tipo de tratamiento, si se exceptúan un desbastado y un tamizado previos que equivalen a la retirada de los sólidos de mayor tamaño y también de los plásticos, latas y papeles. El resto, es decir, el material orgánico presente en los colectores de toda la cuenca Este va a parar de forma directa y sin tratamiento previo alguno a las aguas del Cantábrico, exactamente a 2.400 metros de la playa de Peñarrubia, que es hasta donde llega el emisario submarino.
Mayo de 2010.
El Consejo de Ministros autoriza la construcción de la depuradora del Este en terrenos de El Pisón.
Marzo de 2015.
El TSJ de Madrid ordena paralizar la planta, tal y como piden los vecinos.
Febrero de 2016.
El Supremo ratifica un fallo de la Audiencia Nacional y declara ilegal la planta.
Abril de 2016.
La Audiencia Nacional ordena ejecutar la sentencia firme sobre la depuradora y se paralizan todas las actividades en la planta, incluido el pretratamiento absorbido de la 'Plantona'.
La decisión judicial, tomada a instancia de los vecinos de El Pisón que, desde hace años mantienen un litigio con la Administración en defensa de sus intereses, hacía expresa mención a la paralización «de forma inmediata de todas las actividades que se estén desarrollando en las instalaciones de depuración de la EDAR Este de Gijón». Visto este mandato, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico paralizó el pasado 28 de abril toda actividad en la planta, incluidas las pruebas de pretratamiento de las aguas residuales, que se habían iniciado días antes y que se habían completado con éxito. Desde entonces, todos los efluentes se vierten sin filtro alguno de forma directa al mar. De hecho, en la zona, en especial en el entorno de la casa de Rosario Acuña, son perfectamente perceptibles en los últimos días las manchas ocasionadas por restos de los residuos procedentes de hogares e industrias, una parte de los cuales, por efecto de las mareas, pueden llegar a alcanzar la franja litoral.
Las obras de la depuradora de El Pisón, pieza clave del tratamiento de las aguas residuales de la zona Este de la ciudad, modificaron todo el sistema de pretratamiento que funcionó durante los últimos años con la 'Plantona'. A esta instalación confluyen, como ejes principales, los colectores del Arenal y de El Coto de San Nicolás, además del colector de La Camocha y el de Somió. Allí se separaban los sólidos y se aplicaba a las aguas un proceso de desarenado y desengrasado. Con todo ello, reconocido por la propia Confederación Hidrográfica, el vertido resultante era ocho veces más tóxico de lo permitido por la Unión Europea en tiempo seco.
Ahora la 'Plantona' no está operativa. Ha reducido sus dimensiones e incluso ha renovado su imagen para adoptar un nuevo rol en la red integral de saneamiento y convertirse en una especie de aliviadero diseñado para pretratar únicamente las aguas que lleguen en exceso del alcantarillado antes de verterlas al mar en épocas de lluvia. Su relevo natural era la nueva depuradora de El Pisón, que está configurada para hacer asumir sus funciones e, incluso, un tratamiento químico de los residuos orgánicos canalizados por el sistema de alcantarillado, como el que en la actualidad se realiza en la planta de La Reguerona, en la cuenca Oeste de la ciudad. La sustitución de la anterior instalación de pretratamiento por la EDAR tenía como objetivo acabar, de forma definitiva, con el problema de la contaminación y el vertido de la zona Este, pero la reciente sentencia judicial frustró los planes.
La consecuencia directa es que, a día de hoy, la 'Plantona' no existe, está anulada su labor de filtrado y la depuradora de El Pisón está paralizada sine die por orden de la Audiencia. Incluso los vecinos insisten, con la sentencia firme en la mano, en su argumento de que habría que derribar una planta que costó más de 36 millones de euros.
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