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LAURA FONSECA
Lunes, 28 de marzo 2016, 00:48
Fin a la economía 'creativa' de la que hacía gala el Servicio de Salud (Sespa) a la hora de elaborar los presupuestos para los hospitales concertados, una red integrada históricamente por cuatro centros sanitarios de calado, dos de ellos en Gijón, como son Jove y Cruz Roja. Los otros dos corresponden al Sanatorio Adaro, en Langreo, y al Hospital Avilés, en el Área III. Los quirófanos de los hospitales con los que el Sespa concierta actividad son un importante balón de oxígeno para la sanidad asturiana, pues sacan adelante mucha lista de espera, trabajan a la par que centros públicos y se hacen cargo de un elevado número de enfermos que son derivados por el propio Servicio de Salud. Sin ir más lejos, Jove atiende a todo un distrito formado por la población de la zona Oeste de Gijón, además de Carreño. En total, tiene asignados 54.794 usuarios, mientras que Cruz Roja se hace cargo casi exclusivamente (el 95,5% de su cartera) de pacientes enviados desde los servicios centrales del Sespa. El centro de la calle Uría opera al año a cerca de 7.000 personas, además de ocuparse de otros 1.500 ingresos geriátricos.
El caso es que la Consejería de Sanidad ha recibido un duro varapalo de la Sindicatura de Cuentas a cuenta de cómo viene operando financieramente con la red concertada, lo que le ha obligado a modificar muchas cosas. Dicho organismo ha fiscalizado los cuatro hospitales de la sanidad concertada. En concreto, auditó los presupuestos de 2013 y, tras analizar su actividad contable, entiende que la financiación de los concertados, que se nutren de fondos públicos, no es todo lo transparente y clara que debería ser. Y no lo es, no porque los hospitales no hagan sus deberes y emitan sus correspondientes comprobantes (Jove facturó al Sespa 163.621 procedimientos médicos en 2013 y Cruz Roja otros 94.741), sino porque el Sespa lleva años proponiendo convenios singulares a la baja y solucionando a golpe de adenda esa subfinanciación histórica. La última adenda, de hecho, se firmó en octubre de 2015. Se hizo para elevar en dos millones de euros la financiación de los concertados de Gijón ya que éstos tenían dificultades para poder sacar adelante la actividad que les derivaba el Sespa. Y eso fue así porque el volumen de operaciones y consultas que debían realizar no se cubría con el presupuesto a la baja que les había transferido Sanidad.
La Sindicatura ha instado al Sespa a poner fin a esta práctica y le ha exigido no solo que justifique y documente hasta el último euro que transfiere a estos hospitales, sino que le obliga a que el gasto que les asigne se ajuste a la tarifa y a la actividad real que cada centro ejecuta.
Durante muchos años, tanto Jove como Cruz Roja (lo mismo ocurre con el Adaro y Hospital Avilés) han funcionado por debajo de su presupuesto de actividad. Dichos hospitales mantienen desde hace años sus tarifas congeladas. En 2009, la entonces Consejería de Sanidad aplicó un ajuste generalizado y congeló la asignación a los concertados, no así su actividad, que en algunos casos ha crecido. Es lo que ocurre con el Hospital de Cruz Roja, que tras la huelga de 2012, que mantuvo paralizada la sanidad durante cuatro meses y concluyó con la prohibición de peonadas (horas extras), se hace cargo de la actividad que ya no realiza Cabueñes por el recorte de horarios de la tarde. Jove también hace más operaciones y consultas a pesar de que sus cuentas sean las mismas que hace cinco años.
Ausencia de control
La Sindicatura de Cuentas es bastante contundente en sus conclusiones y afirma que la financiación del Sespa a los concertados «evidencia ausencia de control tanto sobre la facturación de los convenios como sobre la aplicación al margen del mismo de tarifas y actividades». También le da un tirón de orejas al asegurar que el Servicio de Salud «no justifica ni recoge a través de un concierto o contrato las ampliaciones presupuestarias» (adendas) acordadas. En 2013 la sanidad concertada facturó un 7,3% más de lo pactado, precisa dicho organismo, que echa en falta la justificación de tal desvío.
Todo esto ha llevado al Sespa a rectificar y rehacer los convenios singulares para adaptarlos a las exigencias de la Sindicatura de Cuentas. Así las cosas, los tercios han tenido que cambiar en 2016, tal y como aparece reflejado en los convenios singulares que la Consejería de Sanidad acaba de aprobar y que dotan a Jove y Cruz Roja de una mayor asignación, al menos, sobre papel. Según recoge los convenios a los que ha tenido acceso EL COMERCIO, el hospital de la zona Oeste dispondrá de 34,7 millones de euros frente a los 32,1 de años anteriores. Dentro de esos 34,7 millones se incluye poco más de un millón que se destinará a la financiación de los nuevos fármacos contra la hepatitis C junto a 882.078 euros «de actividad complementaria» heredada de ejercicios anteriores. El Hospital de Jove dispondrá también de financiación adicional para la unidad de radioterapia, un servicio descentranlizado del HUCA, que tiene asignado 1,6 millones de euros. Se prevé que en 2016 atienda 825 enfermos.
En el caso de Cruz Roja, este año el Sespa le transferirá 15,2 millones. Es una cifra que se acerca más a su gasto real pero no a su actividad histórica.
Ambos centros contaban a su favor con tener los presupuestos prorrogados en el marco de la prórroga presupuestaria de la región. De ahí que el Sespa se ha visto obligado a reconocer parte de las adendas firmadas en los ejercicios previos.
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