Secciones
Servicios
Destacamos
LAURA FONSECA
Domingo, 31 de mayo 2015, 00:46
Juan llevaba ocho meses esperando por una operación en Cabueñes. Una neoplasia benigna de próstata (un tumor benigno) se interpuso en su vida obligándole a entrar en lista de espera quirúrgica. Tras algún tiempo a tratamiento farmacológico, los médicos le dijeron que tenía que operarse. No cabía aguardar más. Así que en octubre de 2014, hace ocho meses, pasó a formar parte del colectivo de pacientes pendientes de cirugía, una situación que en Cabueñes se extiende a 3.546 personas, 267 (entre ellos, Juan) en Urología. «Llamé alguna vez a Atención al Paciente para ver cómo iba en la lista pero siempre me decían lo mismo, que ya me avisarían», explica.
La llamada de Cabueñes llegó a principios de este mes de mayo, justo cuando Juan (que prefiere preservar su apellido) y su mujer preparaban unos días de descanso en Benidorm. Desde el hospital le comunicaron que la previsión era operarle a mediados de mes. Y aunque no le dieron fecha fija «suspendí todo lo que tenía programado porque lo primero es la salud». Benidorm podía aguardar un tiempo más.
El miércoles pasado, Juan ingresó finalmente en Cabueñes. Le iban a intervenir en la mañana del jueves. «La mía era la segunda operación programada del día», le dijeron. Así que el miércoles «me tuvieron en ayunas», le suspendieron la medicación de la tensión, el colesterol y la diabetes y permaneció hospitalizado a la espera de ser llevado al quirófano en la mañana del día siguiente.
Pero la operación del jueves nunca llegó. La cirugía anterior a la de Juan «llevó más tiempo del previsto», así que la suya tuvo que ser aplazada. Hasta ahí, «puedo entenderlo. Los médicos no saben lo que se van a encontrar cuando abren a un paciente y comprendo que echen más tiempo del previsto. Es normal». Pero la sorpresa vino después, cuando a las tres y media de la tarde del jueves, una médica del servicio de Urología le comunica no solo que su neoplasia benigna de próstata debía seguir esperando, sino que sería dado de alta y enviado a casa. Es decir, «vuelta a empezar».
Agendas saturadas
La mujer de Juan reclamó un informe «porque luego nadie quiere hacerse responsable», se queja. El hospital le entregó un escrito que señala que la intervención fue suspendida por «falta de tiempo quirúrgico» y que el paciente sería llamado «a la mayor brevedad posible para un nuevo ingreso». El viernes «llamamos al servicio de Urología, pero no supieron decirnos nada. Solo que ya nos llamarían porque hay muchos esperando». Juan y su esposa no están molestos por la suspensión de la operación «sino por la mala gestión de todo esto. Lo lógico era que le hubieran operado al día siguiente y no que mi marido tenga ahora que volver a ingresar. Él ya se había mentalizado para pasar por el quirófano. No es justo». Además, «imagino que un día de estancia en Cabueñes tendrá un coste, ¿no?».
Fuentes hospitalarias consultadas por EL COMERCIO señalaron que lo ocurrido a este paciente no es una excepción. Desde hace algún tiempo, los servicios quirúrgicos tienen orden de dar de alta a todos los pacientes cuyas operaciones programadas haya sido suspendidas. «Las agendas quirúrgicas están más que saturadas y como no es posible prolongar la jornada porque la Consejería de Sanidad lo ha prohibido, ocurren estas cosas», indicaron fuentes médicas. El caso de este enfermo evidencia de forma tangencial otro dato y es que en la sanidad asturiana hay pacientes de Urología con demoras, incluso, por encima del medio año, circunstancia que el Sespa niega en sus estadísticas oficiales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.