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«Para Blesa y Rato, cárcel y ruina»

«Para Blesa y Rato, cárcel y ruina»

Susana Álvarez Otero Profesora de Economía Financiera

CHELO TUYA

Domingo, 10 de mayo 2015, 00:49

Nació en Oviedo (1970), vive en Gijón y se pasa el día de una ciudad a otra. A la capital la lleva cada mañana su trabajo en el Vicerrectorado de Internalización y Postgrado. A Gijón vuelve cada tarde para dar clases en la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales. Y todavía le queda tiempo para preparar su asalto a la cátedra de Economía Financiera, dar formación a mayores y tocar el órgano en Lavandera y la Iglesiona. Y para escribir artículos en EL COMERCIO. Y, también, para criar a Iván y Elsa, los nombres propios que, desde hace ocho años, Susana Álvarez Otero puso por delante de cualquier otra prioridad. Habla claro y no se corta.

Vicerrectorado en Oviedo, clases en Gijón, publica trabajos, artículos, es madre. ¿Cuál es el truco?

Aprovechando mucho el tiempo, no perdiendo tres cuartos de hora en tomar un café y comiendo un sandwich en veinte minutos. Al principio, me veían como una friki, pero estuve dos meses en Londres y vi a la mayor catedrática hacerlo. No entiendo esas comidas de dos horas, meternos una fabada para, después, estar toda la tarde sentados. En el resto de Europa eso no se ve. Salen a las cinco y miran mal a quien pasa en el trabajo más horas. España debe ir al horario europeo, es mucho más productivo.

¿Usted logra salir antes?

(Risas) Pues no. Afortunadamente, cuento con el apoyo de mi madre y de mi suegra. Y, sobre todo, en casa mi marido y yo tenemos las responsabilidades repartidas.

En España suspendemos la asignatura de horario. ¿La de conciliación?

También la suspendemos. La conciliación la quiero para los dos. Para el hombre y para la mujer. Mi marido y yo tenemos las cosas muy claras, pero a veces me dice: '¿No crees que eres muy ambiciosa?'. Porque yo tengo un objetivo: conseguir la cátedra y es en lo que me vuelco. Él ha renunciado a la promoción para estar con los críos.

Adjudican a Ana Mato la frase «mi momento feliz es por la mañana, cuando veo cómo visten a mis hijos». ¿La suscribe?

En absoluto. Soy muy consecuente. Si tienes hijos es para atenderlos. Yo jamás tendría ocho, por ejemplo. Ni siquiera más de dos. Necesitan mucho tiempo. Cada uno, el suyo. Pero esto lo digo tanto para las madres como para los padres. Tengo claras mis ambiciones profesionales, pero por encima de ellas están mis hijos. Si me ofrecen oportunidades fuera de aquí, diría que no. Para lograr este puesto tuve que estar dos meses en Londres. Mi hija tenía dos años y quedó al cuidado de su padre. Yo me pasé la primera semana llorando todo el día. Pero volvería a hacerlo.

Tiene un discurso feminista, pero la llaman machista. No le gustan ni las cuotas ni el lenguaje no sexista.

Lo del lenguaje me aburre soberanamente. Me enseñaron que el plural masculino servía para englobar a ambos sexos. Y lo de las cuotas, sé que me llaman machista por no apoyarlas, pero no creo en ellas. Yo quiero llegar a catedrática por méritos, no por ser mujer. Además, insisto en que trabajo por la igualdad todos los días. En mi casa y en mi trabajo.

¿No cree que las cuotas han contribuido a frenar la desigualdad?

Creo que la igualdad se consigue con la formación. En caso de una operación, ¿a quién preferimos: al cirujano número uno por méritos o a la número dos por cuota? Debemos buscar al mejor, sea hombre o mujer.

Pues la mujer, mayoritaria en la universidad, es minoritaria en cargos.

Mi madre comparte ese criterio. Ella siempre me educó en que estudiara para no depender nunca de un hombre. Nunca hubo diferencia entre mis hermanos y yo. Todos hacíamos lo mismo en casa.

¿Ella sí dice hijos e hijas?

(Risas) No, pero es feminista. Y se queja porque dice que su hija de sobresalientes tendría que ser ya catedrática. Yo le explico que no hay discriminación, que se consigue con méritos. A igual formación y capacidad, no existe discriminación laboral.

EL COMERCIO ha publicado casos que demuestran lo contrario.

Si en una empresa un hombre cobra más que una mujer solo por ser mujer: a Magistratura.

¿A costa de perder el empleo?

Es cierto que con la reforma laboral hemos perdido muchos derechos, pero la discriminación no se puede tolerar.

«El sistema está corrupto»

Y lo de Bankia, ¿se puede tolerar?

En absoluto. Incluso a los más feroces economistas de libre mercado nos aterra lo ocurrido.

¿Por qué?

Porque todo estaba falseado. En economía todo se sustenta en los balances, la información. Si Bankia salió a Bolsa con balances falsos, ¿cómo no me va a aterrar? Y luego, las tarjetas 'black'. ¿Cómo pueden decir que no sabían que su uso era fraudulento? A los cuatro que rechazaron utilizarlas habría que hacerles un homenaje.

¿Y a Blesa y Rato?

(Endurece el gesto) A Blesa y Rato, cárcel y ruina. Y con toda rapidez. En España la Justicia deja de ser justa por lo lenta que es. Muchos hablan de la pena del telediario, pero yo creo que debería ser aún mayor. Que devuelvan con su patrimonio todo lo defraudado. En Estados Unidos, en un año metieron a Madoff en la cárcel. Aquí siguen de paseo.

¿El Lazarillo está en nuestro ADN?

Eso parece. En España, en Italia, en Grecia. Lo vemos todos los días. Yo quiero que mi país sea europeo, pero como la mejor Europa.

Varoufakis, ¿bluf o gurú?

Un bluf, por no decir otra cosa. Es un experto en el sistema de juegos, pero no se puede estar en un club sin respetar sus reglas. Ni haber entrado con trampas. ¡Por Dios, si en Grecia las peluqueras se jubilaban a los 50 años porque decían que el tinte les manchaba los dedos!

El partido del Gobierno está siendo investigado por un juez.

Ya digo que la Justicia en España no es justa por lo lenta que es. Que asuman sus responsabilidades. Tanto el partido en el Gobierno como el principal de la oposición. Lo cierto es que el sistema está corrupto.

Parece el discurso de Podemos. ¿La ha tentado Pablo Iglesias?

(Risas) No. He tenido alguna propuesta, que no voy a decir, pero yo tengo un objetivo: conseguir mi cátedra. Y es difícil.

¿Rectora en el futuro?

(Sonríe) Primero tengo que ser catedrática. Pero no me escondo, no me importaría. Esta crisis se debe, en gran medida, a problemas de gestión. Y yo soy buena gestora. Como el equipo de Vicente Gotor. Ha salvado una dura situación.

El Principado, ¿no?

Creo que el recorte fue excesivo. Por parte del equipo de Gotor ha habido mucha paciencia.

Wert, ¿aprueba o suspende?

Suspenso total. Pero igual que lo suspendo a él, doy un sobresaliente a De Guindos. Su política ha sido todo un acierto.

Fue muy polémico un artículo suyo contra ciertas vestimentas de los alumnos universitarios.

(Se echa las manos a la cabeza) ¡Ay! ¿Vamos a hablar de eso? Me cayó un chorreo... Pero es que no creo que sea correcto ir a clase con las chanclas llenas de arena o enseñando el tanga. Pero es que yo no soy ni la madre ni la amiga de mis alumnos: soy su profesora y exijo respeto. El mismo que yo les doy.

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