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MARCOS MORO
Miércoles, 12 de noviembre 2014, 00:15
Era la crónica de una muerte anunciada. Las nutrias acabaron ayer con el último cisne negro que quedaba vivo en el parque de Isabel la Católica. De nada sirvió que cerca de veinte personas, entre voluntarios y personal de Parques y Jardines, pasaran toda la mañana intentando sacar a la exótica ave de las aguas del Piles, adonde se refugió equivocadamente el pasado domingo tras ser hostigada por los mustélidos en el cercado del lago grande del parque. Equivocadamente porque allí, al tratarse de un ejemplar con las alas cortadas, era una presa fácil y estaba a merced de las nutrias asentadas en el curso bajo del Piles en cuanto éstas sintieran la necesidad de cazar. Y así ocurrió anoche. Viandantes pudieron ver desde ambos márgenes del río cómo el cisne negro superviviente se defendía como podía de los embates de su depredador, que minó su resistencia con dientes y garras hasta quitarle la vida. Como sucedió con los otros dos congéneres de este cisne que fueron atacados por los mustélidos en los últimos días el cadáver quedó casi entero con sólo unas pocas zonas descarnadas.
Por la mañana el cuidador de las aves del parque, José Luis García, hizo todo lo humanamente posible para recuperar al asustado animal. Se montó en una barca, utilizó una red, una cuerda para atraerlo a zona segura... Su objetivo era llevarlo hacia la desembocadura del Piles para sacarlo por la playa, pero algún instinto de conservación le impedía rebasar la zona de la escalera por donde las nutrias trepan hacia Isabel la Católica.
Los cisnes blancos, más difíciles de cazar por su tamaño, podrían ser el siguiente objetivo. Ayer el cuidador de aves vio a uno manchado de sangre.
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