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Noemí Eiró muestra cultivos de células madre uterinas sobre las que investigan en Jove.
«Las células madre uterinas abren muchos campos de investigación sobre el cáncer»

«Las células madre uterinas abren muchos campos de investigación sobre el cáncer»

«Casos como los de las tarjetas opacas sientan muy mal. Te derrumban socialmente», dice esta joven bioquímica, hija de emigrantes asturianos, que nació y vivió en París

LAURA FONSECA

Domingo, 19 de octubre 2014, 01:11

Cuenta que a los once años llamó al Instituto Pasteur, de París, ciudad en la que entonces residía, para preguntar qué estudios debía realizar para poder trabajar allí de mayor. Noemí Eiró estaba preocupada por el sida y el VIH, todo un 'boom' en los años 90, y le había prometido a su madre (nacida en La Camocha y que emigró a Francia junto a su marido, de Mieres) que «descubriría una vacuna». Esta bioquímica, de 30 años, especialista en genómica y proteómica que trabajó en el Institut Gustave Roussy, de París, y en el Centro Nacional de Biotecnología de Madrid, forma parte de desde 2011 de la Unidad de Investigación del Hospital de Jove que dirige Francisco Vizoso e integra el grupo que trabaja con las células madre del útero. No ha dado con la vacuna del sida, pero está contribuyendo a avanzar en investigaciones sobre cáncer de mama.

Acaban de presentar los resultados de una investigación del Hospital de Jove que dice que las células madre uterinas son capaces de frenar el cáncer de mama. A ojos de la sociedad parece algo casi milagroso.

Sí, sí, suena fuerte. Está siendo un trabajo muy intenso e interesante.

¿Cómo empezaron?

Buscando células madre que se pudieran obtener de forma sencilla. Conocíamos las células mesenquimales de la grasa, que se extraen mediante liposucción, y las de la médula ósea, que requieren de una punción. Sin embargo, vimos que las uterinas se podían recoger fácilmente, como si hicieras una citología, y que su mantenimiento no era costoso, así que empezamos a investigar.

¿Y qué encontraron?

Un material de gran potencial. Son células que se reproducen fácilmente, lo que las hace buenas candidatas para investigar ya que permiten realizar muchos ensayos.

Habla de gran potencial, ¿qué hacen esas células uterinas?

Actúan de diferentes formas. Primero, sobre las células tumorales a las que limita su proliferación. Lo hace a través de su secretoma, que es el conjunto de moléculas que secretan las células madre. Ese material ordena a las células del tumor que no se repliquen.

¿Eso es lo que hace que el cáncer deje de crecer?

Exacto. Pero además tienen otra capacidad, ya que inducen a las células tumorales a la apoptosis (muerte celular programada), algo así como un suicidio al que recurren las células del cuerpo ante un problema. Es decir, que por un lado logran que el tumor deje de crecer y, por otro, que no se replique, evitando así la metástasis.

Casi nada.

Pero todavía hay más.

¿Más? No me extraña que estén tan contentos con estas células.

(Risas). Hemos visto que las células que rodean el tumor, que en teoría se consideraban pasivas, en realidad ayudan al cáncer, ya que favorecen su progresión. Pues bien, las células madre del útero actúan igual, hacen que dejen de crecer y les ordena su muerte.

Y ya, ¿no? ¿O hay más?

Hay otro componente importante: las células inflamatorias, los macrófagos, que deberían actuar contra el tumor pero que al final se acaban aliando con las células cancerígenas, ayudándoles a escapar y hacer metástasis.

Mire que es puñetero el cáncer.

Sí, mucho. Lo que hemos visto en las investigaciones, y que es una de las principales líneas de trabajo que inició hace años el doctor Vizoso, es que las células del útero impiden esa ayuda entre la inflamación y el cáncer.

¿Cuál es el próximo paso?

Queda mucha investigación por delante. Sobre todo, saber cuál o cuales de las moléculas del secretoma son las que actúan contra el cáncer.

¿Y qué otras aplicaciones puede tener esta investigación?

Se podría estudiar sobre enfermedades autoinmunes y degenerativas, pero también sobre el tumor de colon, gástrico y de ovario. La células madre uterinas abren muchos campos de investigación sobre cáncer.

¿Costó mucho llegar hasta aquí?

(Piensa). Sí, costó, costó. Todo esto se inició con el apoyo de la sociedad, a través de asociaciones de enfermos que ante la adversidad decidieron crear la Fundación para la Investigación de Células Madre Uterinas (Ficemu). Nos han dado mucho apoyo económico, pero también moral.

¿Cuánto pueden tardar en llegar al paciente los descubrimientos que han hecho in vitro y en ratones?

Es difícil cuantificar ese tiempo porque depende de factores que desconocemos. No me atrevo a hacer esos cálculos, pero hablamos de años.

¿Qué piensa una investigadora, que trabaja en un proyecto que tuvo que ser 'rescatado' por la ciudadanía por la falta de apoyo institucional, ante casos como los de tarjetas opacas de Bankia?

Uf, sienta muy mal, pero tanto a los investigadores como a las familias que no tienen que darle un trozo de pan a sus hijos. Situaciones como esas te derrumban socialmente.

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