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Mar Gómez, ayer, frente al bar La Ruta, en la calle Guipúzcoa, donde hace trece días sufrió quemaduras graves.
Herida grave una hostelera de Pumarín al estallarle un huevo cocido en el microondas

Herida grave una hostelera de Pumarín al estallarle un huevo cocido en el microondas

Mar Gómez Metidieri permaneció ingresada una semana en el HUCA por las quemaduras que sufrió en la cara

OLAYA SUÁREZ

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:42

Algo tan sencillo y tan cotidiano como cocer un huevo en el microondas a punto estuvo de dejarla ciega. Mar Gómez Metidieri aún se recupera de las graves quemaduras que sufrió en la cara el pasado 8 de agosto cuando se encontraba en su bar de la calle de Guipúzcoa, en Pumarín. Permaneció una semana ingresada en el Hospital Central de Asturias (HUCA) y aún no ha vuelto a trabajar. A cocer un huevo tampoco. Ni se lo plantea después del «tremendo susto» que le ha dejado el rostro marcado y los nervios de punta.

«Estaba sola en el bar y metí un huevo con cáscara en el microondas dentro de un 'tupper' con agua para cocerlo. Lo dejé varios minutos y cuando acabó, saqué el envase. Fue entonces, en milésimas de segundo, cuando me explotó todo en la cara. Fue horrible», resume, aún sin poder explicarse lo ocurrido.

De forma instintiva cerró los ojos. Fue ese gesto el que le salvó de que las consecuencias fuesen aún peores y que el agua hirviendo le afectase a los globos oculares. Trece días después del accidente doméstico, todavía luce las postillas de las heridas en los párpados.

«Lo primero que hice fue ir al fregadero a echarme agua fría. Pensé que me quedaba ciega, no veía nada. Como pude, salí corriendo del bar y fui a pedir ayuda a la tienda de al lado, la chica llamó al 112 y mientras llegaba la ambulancia seguimos echando agua. Era un dolor horrible, me ardía la piel», relata. Sufrió quemaduras de segundo grado.

Los sanitarios la trasladaron de urgencia al Hospital de Cabueñes y allí, nada más comprobar el estado de las heridas, los médicos la derivaron rápidamente al servicio de cirugía plástica del HUCA. Mientras, agentes del Cuerpo Nacional de Policía inspeccionaron el establecimiento hostelero para certificar que se había tratado de un desafortunado hecho fortuito con graves consecuencias.

Sin mirarse al espejo

«Estuve una semana en la cama del hospital con la cara tapada con gasas y vendas; no me podía mirar el espejo y me temía lo peor, no sabía lo que me iba a encontrar cuando por fin me pudiese mirar y ver cómo estaba. Además del dolor físico, estaba asustada, pensaba que tenía la cara desfigurada», comentó ayer Mar a EL COMERCIO a las puertas del bar La Ruta, inaugurado hace poco más de un año.

El suspiro de alivio llegó cuando por fin pudo verse. «Creí que iba a estar mucho peor; hasta los propios médicos estaba sorprendidos de lo bien que me está regenerando la piel», dice. Aún le queda tiempo de tratamiento ambulatorio y no le puede dar el sol ni lo más mínimo. Por eso, parapetada bajo un sombrero, intenta sacar la parte positiva. «Hay gente que se gasta un dineral en cambiar la piel con tratamientos. Lo mío fue accidental, pero por lo menos ahora pareceré más joven», bromea.

De los huevos no quiere ni escuchar hablar. Había leído el truco de la cocción rápida en el micro y era la primera vez que lo ponía en práctica. «Y fue, por supuesto, la última», puntualiza.

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