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Los celíacos también votan

Los celíacos también votan

La primera jornada sin gluten deja patente la dificultad de muchos enfermos para costearse estos productos

Azahara Villacorta

Jueves, 14 de junio 2018, 13:26

Los celíacos que saben que lo son y los que no lo saben también votan, «son potenciales votantes». Puede parecer una obviedad, pero, por si acaso, Agustín Costa, catedrático de Química Analítica de la Universidad de Oviedo, se lo recordó ayer al Gobierno del Principado y la institución académica asturiana, a los que reclamó «que se alíen» para impulsar el proyecto que este reconocido investigador tiene paralizado por falta de financiación: el desarrollo de un sensor para diagnosticar la celiaquía. Porque ya se sabe: «Para la investigación, nunca hay medios». Y menos, ahora.

Han tenido que pasar 58 ediciones de la Feria Internacional de Muestras de Asturias para que se organizase la I Jornada Celíaca en la Fidma, que ayer llevó a la Asociación de Celíacos de Asturias (ACEPA) a la Sala Anfiteatro del Palacio de Congresos junto a profesionales como Costa, quien calcula que está a sólo dos años de completar el desarrollo de su sensor, «una especie de minitarjeta» que «tendría unas dimensiones aproximadas de un centímetro de ancho por tres de largo y medio milímetro de grosor» y que «contendría varios electrodos serigrafiados, de tal manera que podríamos detectar en una sola gota de suero si esa persona tiene anticuerpos específicos que nuestro organismo genera cuando existe la enfermedad». O lo que es lo mismo: «El 99% de los celíacos se detectarían con este sistema. Y nos evitaríamos, así, tener que realizar grandes extracciones de sangre o una biopsia intestinal, que es lo que nadie quiere».

Este investigador de la Universidad de Oviedo habla de la necesidad de «democratizar el diagnóstico» de esta enfermedad, que quienes padecen una intolerancia permanente al gluten puedan saberlo acudiendo, simplemente, a una farmacia y adquiriendo el sensor. Y todo, gracias a esta patente asturiana «barata y sencilla» que, entre otras cosas, «tiene una gran proyección de negocio». Sólo es necesaria «una empresa que apueste por la idea».

«Si tuviera medios, pronto sería una realidad», estima Agustín Costa sobre una investigación que se puso en marcha gracias a una subvención del Estado portugués. Pero aquellos fondos se agotaron y su sensor lleva un año durmiendo el sueño de los justos. Y eso, pese a que «sería útil para un público potencial muy grande, porque más del 80% de la población está sin diagnosticar, por lo que estamos ante un bien social importantísimo».

Ese es el dato que maneja también el presidente de la Asociación de Celíacos de Asturias, Carlos Celorio, al frente de más de 650 asociados y quien explicó que, «por cada un celíaco diagnosticado, hay nueve que no lo están» y que la prevalencia estimada en los europeos es del 1%, siendo más frecuente en las mujeres con una proporción de 2 a 1. O lo que es lo mismo: hablamos de 10.000 asturianas y asturianos afectados, por lo que, no estaría de más que «Principado y Universidad echasen una mano a esta gente, que, al final, es toda la sociedad», insiste Costa. «A personas que no saben que son celíacas, pero que andan siempre con problemas de salud y que no dan con lo que es».

Prevención

La buena noticia es, según Cristina Molinos, pediatra especializada en celiaquía en el Hospital de Cabueñes, que los diagnósticos, aunque se producen «a cualquier edad», son cada vez más tempranos, de modo que, entre el más de medio centenar de pequeños a los que ve esta facultativa, hay bebés diagnosticados desde los 12 o 13 meses de vida. «Unos pacientes maravillosos», por cierto, apunta, porque «rápidamente se adaptan a comer sin gluten y ellos mismos preguntan si los alimentos lo tienen o no. Y, si siguen bien la dieta, las complicaciones son mínimas».

Lo cierto es que la enfermedad celíaca va en aumento. «Aunque no se sabe a ciencia cierta si es porque hay más enfermos o más diagnosticados». Y que los síntomas son de lo más variado (desde pérdida de apetito a fatiga pasando por náuseas, vómitos, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter o dolores abdominales), pero madres y padres pueden empezar a sospechar, da pistas Molinos, «si el niño tiene diarrea mucho tiempo seguido, si no gana peso o si lo pierde». Y, como en la región «hay una buena red de Atención Primaria», lo más seguro es que «el pediatra lo detecte muy rápido» porque, «además, la pruebas son ahora menos complicadas»: «Antes se tenía que hacer una biopsia, que son palabras mayores, y ahora, muchas veces, se detecta con una extracción de sangre».

Eso, en cuanto al diagnóstico, porque, respecto a la prevención, Cristina Molinos afirma que «se basa fundamentalmente en dos cosas»: «La lactancia materna e introducir el gluten en la dieta del bebé cuando tiene entre cuatro y seis meses».

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