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Marcos Moro
Miércoles, 9 de julio 2014, 00:36
El Ayuntamiento de Gijón plantea reconstruir la Puerta de la Villa, también conocida como Arco del Infante o de Don Pelayo, pero en una versión moderna hecha de acero corten. El mismo material de las farolas de la avenida de Constitución y de esculturas urbanas como 'Nordeste' en Cimadevilla, 'Hacia la luz' en Albert Einstein y 'Sombras de Luz' en El Rinconín (popularmente conocidas como las chaponas).
El hito histórico que se pretende recuperar para la ciudad era de sillería de piedra, pero según explicó ayer el concejal de Mantenimiento Urbano y Obras de Infraestructuras, Manuel Arrieta, expertos consultados han recomendado el acero corten como el mejor material para reproducir la antigua puerta ornamental por su composición química (aleación de acero con níquel, cromo, cobre y fósforo), que hace que la oxidación tenga unas características especiales que protegen la pieza frente a la corrosión atmosférica. El Ayuntamiento pedirá en las próximas semanas presupuesto a los principales talleres de calderería para «encajar» esta actuación en el proyecto de reforma de la plaza de Europa, que conllevará una inversión de 350.000 euros y la renovación de la zona de juegos infantiles y de la iluminación entre otras mejoras. Arrieta ya asume que es más que probable que la recreación de la Puerta de la Villa obligue finalmente a hacer un mayor desembolso.
La nueva Puerta de la Villa , según la idea que tiene el equipo de gobierno de Foro, es reconstruirla con sus dimensiones originales de diez metros de altura por diez de ancho y dos de profundidad con los mismos tres volúmenes que la hicieron reconocible durante más de un siglo (una puerta principal y dos laterales secundarias).
Arrieta aseguró que también se consultará la existencia de planos del monumento en el Archivo Municipal de la Torre del Reloj para que la reproducción del arco del Infante sea lo más fidedigna posible. Lo que el edil de Foro considera más difícil es instalarla en el emplazamiento original, que coincide con la plaza del Seis de Agosto y la zona donde se levantó en 1891 la estatua de Jovellanos.
En Trinidad y Seis de Agosto
El arco del Infante estuvo primitivamente, al menos desde el siglo XVII, al principio de la calle Trinidad, muy cerca de la capilla que hoy es el Museo Barjola, según recoge la documentación histórica. Se llamó siempre así, porque sólo por este arco se entraba y salía cuando Gijón estaba amurallado. Jovellanos ordenó su traslado y mejora como símbolo en el marco de un plan de ensanche y embellecimiento de la ciudad en 1782. Porque la ubicación en donde perduró más tiempo el primitivo Arco del Infante y se convirtió en un icono de la ciudad fue frente a la calle Corrida. Según los historiadores locales, aproximadamente ocupaba el lugar donde sitúa hoy la rampa de acceso al aparcamiento subterráneo de la plaza del Seis de Agosto. Sobre el sillar central de la coronación del arco, destacaba en pronunciado relieve la figura de don Pelayo blandiendo una espada.
La primera piedra de la Puerta de la Villa tal y como la concibió el prócer gijonés se colocó el 15 de septiembre de 1782 en la por aquel entonces plaza del Infante (actualmente la del Seis de Agosto) , ya que de ella arrancaba la carretera de Castilla que, a través de la calle Ancha de la Cruz (Corrida), enlazaba directamente con el puerto de Gijón. En 1886 el monumento fue demolido al considerarla los gijoneses de la época un estorbo para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
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