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J. BARRIO
Viernes, 21 de noviembre 2008, 03:58
Desde su primera estancia en Gijón, durante la etapa de Marcelino, Mate Bilic se convirtió en un ídolo para el sportinguismo. Su carácter afable, cercano y directo y, sobre todo, su generoso derroche físico en el terreno de juego se ganaron la simpatía y admiración de los aficionados rojiblancos. Eso y su cualidad innata para hacer goles, la misma que comenzó a adquirir hace ya muchos años en Split, a miles de kilómetros de Gijón y a orillas del Adriático, y que ahora le ha llevado a la lista de máximos goleadores de la Liga española.
El futbolista rojiblanco comenzó a darle patadas al balón y a desgastar sus zapatos muy pronto. Cuando era un niño. «Empecé a jugar en Omis, un pequeño pueblo que está a 25 kilómetros de Split», recuerda el goleador balcánico. Poco tiempo después, esa distancia se recortó. El Hajduk puso sus ojos en él y le reclutó para sus categorías inferiores, para que creciera bajo su amparo. «Me fui allí a jugar con doce años y pasé por todos los equipos», explica Bilic.
Pero el período de formación en las categorías inferiores del Hajduk Split fue corto o su progresión demasiado rápida y, por eso, alcanzó pronto el último peldaño de la entidad. «Debuté con 17 años en el primer equipo y estuve allí hasta los 20 años, después ya me fui a Zaragoza», comenta el futbolista del Sporting. Bilic creció devorando encuentros de la Fiorentina, más tarde de la Roma y también de la selección argentina, donde jugaba su ídolo y referente: «En Croacia había grandes futbolistas y todos me gustaban, pero mi ídolo y mi referencia era Batistuta y le admiraba mucho. Así crecí yo, viéndole jugar al fútbol y siguiendo sus pasos en Italia».
A sus 20 años, la progresión y proyección de Bilic era enorme. Y, por eso, no fue raro que la llamada de la selección croata -ya había sido internacional en categorías inferiores- le llegara antes de tiempo y durante la última generación de oro forjada en Croacia. Pero el delantero del Sporting no llego a debutar: «Fui convocado una vez en un partido contra Eslovaquia, que se disputaba en Bratislava, y no llegué a jugar porque en aquel equipo había grandísimos jugadores, como Robert Prosinecki, Asanovic, Boban y Jarni, entre otros. Aprendí mucho y fue una experiencia muy bonita».
El 'Maradona de los Balcanes'
De entre todos ellos, Bilic lo tenía bastante claro y recuerda que «Prosinecki era el mejor porque tenía una calidad enorme y le llamaban el 'Maradona de los Balcanes' por algo. Era totalmente diferente a otros y un lujo verle jugar».
Los terribles conflictos armados que asolaron y se desarrollaron en Croacia y en otros países cercanos, durante la década de los noventa, no afectaron ni limitaron la carrera de Mate Bilic. «Vivía en una zona tranquila de Croacia y gracias a Dios no me tocó», recuerda el futbolista rojiblanco, antes de puntualizar que «la frontera estaba a dos horas y no te afectaba mucho, pero en otras partes sí y, pese a ello, salieron grandes jugadores».
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