Borrar
TENOR. Alejandro Roy, ayer, a las puertas del Teatro Campoamor donde el sábado actuará dentro de la ópera 'Macbeth'. / JESÚS DÍAZ
«Mi objetivo no es ser un divo, es trabajar en lo que me gusta»
ALEJANDRO ROY TENOR

«Mi objetivo no es ser un divo, es trabajar en lo que me gusta»

El gijonés debuta en la temporada de Ópera de Oviedo con el rol de Macduff, dentro de la representación de 'Macbeth' que el sábado llega al Teatro Campoamor

LETICIA ÁLVAREZ

Miércoles, 23 de enero 2008, 04:18

El público del Teatro Campoamor ya conoce a este intérprete gijonés de 35 años al que ha visto y aplaudido en zarzuelas como 'Los gavilanes'. Ahora tendrá la oportunidad de escucharle en su papel de Macduff, rol con el que Alejandro Roy debutará en la temporada de ópera ovetense, un paso en su carrera que le llena de «emoción» y para el que se ha preparado con intensidad. Roy, que decidió dejar Madrid cuando nació su hija hace tres años, asegura que la representación de 'Macbeth', último título de la temporada, «no dejará indiferente, porque es un espectáculo que lo tiene todo».

-Un gijonés en la temporada de ópera de Oviedo... ¿miedo escénico?

-No, miedo escénico no. Emoción, sí. Eso es lo que siento emoción por cantar en un teatro tan importante. También responsabilidad por la historia que tiene tras de sí esta temporada operística.

-¿Cómo es el Macbeth que verá el sábado el público en el Campoamor?

-Visualmente es bastante impactante. Tiene mucha energía. En él se mezclan además de música y teatro, la danza de una forma muy marcada, de hecho su director de escena Micha van Hoecke fue bailarín, y eso da como resultado un gran espectáculo que, la verdad, lo tiene todo.

-Antes de que la crítica hable, ¿cómo ha afrontado Alejandro Roy su papel de Macduff, el contrapunto del malvado Macbeth?

-He intentado darle a mi personaje la máxima luz posible porque pienso que él es la luz dentro de las tinieblas. Él encarna un momento en el que todo se relaja, toda la tensión de la obra baja cuando él aparece. Incluso constituye un descanso para Macbeth que ya no resiste ni todo el mal que ha hecho ni el peso de su conciencia. Después, técnicamente, intento que mi aria tenga algo propio porque pienso que un cantante no debe transformarse en su rol sino acercarlo a sí mismo e intentar sentir lo que él siente.

-¿Cómo se ha preparado para este papel operístico?

-Primero he intentado hacer un estudio psicológico de ese personaje. Luego estudié la partitura para ver lo que Verdi quería buscar con su música y con este personaje. Poco a poco te vas acercando a las dificultades del personaje y con el estudio las resuelves hasta que llegas a un punto en que le imprimes tu propia expresión, tu estilo. Con Carlos Álvarez ya hice un Macbeth, pero fue bastante distinto a este que se podrá ver en Oviedo.

-¿Cuáles han sido esas dificultades a las que hace referencia?

-No han sido grandes, pero mi papel es quizás el aria más conocido por el público así que te pones en manos de algo que mucha gente espera. No es difícil, pero hay que hacerlo muy bien para no defraudar justo en ese preciso momento.

-¿Cómo han sido los ensayos?

-Han sido duros y largos porque la puesta en escena tiene movimientos técnicos y cambios bruscos. Hay trampillas, subidas y bajadas y no fue fácil. Además como hay danza se nos ha pedido que participemos en algunos movimientos que para nosotros, los intérpretes, no han sido fáciles.

-La buena voz, la voz de un tenor ¿es don o técnica?

-De don hay poco. No lo digo yo, lo han dicho muchos otros antes que yo. Lo más importante es el trabajo.

-Según esa idea, ¿cualquiera podría llegar a cantar?

-Cualquiera quizás no, pero antes que la voz hay otros aspectos fundamentales como el oído y el sentido del ritmo. No se trata de nacer pero sí al menos de tener una inquietud, no a todo el mundo le atrae este mundo.

-¿Cuida mucho su garganta?

-Trato de llevar una vida sana. Hago ejercicio y procuro no estar hasta altas horas de la madrugada hablando.

-¿Qué es lo que nunca falta en su camerino?

-Agua. El agua fresca viene bien y quizás algo de comer porque las óperas suelen ser largas y te puede entrar el apetito. Un plátano, por ejemplo, está bien.

Grandes progresos

-¿En qué momento de su carrera se encuentra?

-Pienso que vocalmente he logrado grandes progresos y necesito mantener esta línea para seguir dando buen nivel, el que pienso que he tenido hasta ahora y por el que continúo trabajando. El objetivo no es ser un divo es poder trabajar toda la vida en algo que a uno le gusta.

-El público suele relacionar el mundo de la lírica con las excentricidades, ¿cuál ha sido la mayor que se ha permitido?

-No he hecho cosas muy extrañas y eso que he actuado con Calixto Bieito, que es un director bastante polémico. Quizá la mayor excentricidad tuvo lugar en mi debut con 'La hija del regimiento', de Donizetti, todos nos disfrazamos de personajes del pintor de Botero. Todos íbamos de gordos.

-Usted, como Plácido Domingo, ¿se hubiera negado a cantar la nueva letra del Himno de España?

-No sé, la verdad es que no me gustaba mucho. Las letras de los himnos por lo general suelen ser bastante malas, no sé por qué pretendemos hacer algo difícil.

-Aunque en 'Macbeth' hace de bueno, ¿por qué papel mataría?

-Por el tenor de Turandot. Sí me gustaría mucho.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio «Mi objetivo no es ser un divo, es trabajar en lo que me gusta»