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EJEMPLO HISTÓRICO. Arnao es uno de los mejores ejemplos de ciudad industrial autosuficiente de España. / TANIA
Arnao recupera su protagonismo
AVILES

Arnao recupera su protagonismo

Las edificaciones ligadas a la Real Compañía Asturiana de Minas forman uno de los conjuntos históricos más interesantes de la España del siglo XIX y principios del XX

JOSÉ L. GONZÁLEZ

Domingo, 4 de noviembre 2007, 11:53

España vivía tiempos de combulsos cambios políticos. Los liberales no tenían acomodo y muchos tuvieron que emigrar en busca de contextos más acordes con sus ideas. Dos de ellos, los empresarios Joaquín María Ferrer y Felipe Riera y Rosés, se desplazaron a Bélgica donde encontraron la complicidad de ingenieros e inversores nativos que, con la vuelta al poder de los liberales españoles, pusieron en marcha una de las empresas que mejor ha sabido adaptarse a los cambios económicos y tecnológicos de la historia de la comarca: la Real Compañía Asturiana de Minas. Su trabajo en Arnao, sus actuaciones, sus construcciones, han logrado superar todas las etapas históricas desde el segundo tercio del siglo XIX hasta hoy, dejando un legado que ha acabado por configurar el conjunto histórico de Arnao, cuya declaración es ya firme e inamovible.

José Ramón Fernández Molina, el arquitecto encargado de desarrollar el catálogo urbanístico de Castrillón, definió su valor con estas palabras. «El conjunto en sí mismo tiene el valor de ser una pieza que no debe ser disgregada. Es un ejemplo de una mini ciudad industrial, de una parte de una empresa que coloniza el territorio a través de una concesión del Estado y que se organiza a través de sus propias necesidades de producción».

Tanto es así, que el desarrollo del conjunto, de la «mini ciudad industrial» partió del lugar en el que los emprendedores belgas decidieron explotar un yacimiento de carbón que ya se conocía desde hacía varios años. Es el mismo lugar en el que hoy se encuentra el castillete de la mina de Arnao. Un conjunto que engloba la sala de máquinas, el castillete revestido de zinc y dos piezas adosadas a la parte trasera y lateral de esta edificación. «Es la primera y la más significativa pieza del conjunto. Cuenta con una gran potencialidad icónica y fue el primer pozo de extracción vertical que se construyó en Europa», explicó Molina.

El castillete de la mina de Arnao, como edificio, no se construyó hasta mediados del siglo XIX, en el momento en el que se comenzó a utilizar maquinaria en la extracción del carbón. Está realizado en madera y hierro, a excepción de la parte que da al mar en la que se usó ladrillo, y proximamente será restaurado por parte del Ayuntamiento, quien pretende poner en marcha un ambicioso proyecto al estilo del Museo de la Minería de El Entrego.

En los primeros años de funcionamiento de la mina, antes de la construcción del castillete, apenas eran 23 los trabajadores empleados en esta explotación, cuyo carbón no era de gran calidad. Treinta años después de que se comenzase a explotar el yacimiento, sus promotores decidieron dar un giro a la actividad y pasarse a la producción metalúrgica de zinc, creando la Real Compañía de Minas. El 19 de abril de 1855 obtienen su primer lingote.

El cambio de actividad principal en la producción supuso también la creación de nuevas instalaciones. Era necesario contar con una factoría en la que se trasformase la calamina y la blenda en zinc. Así nació el verdadero complejo fabril de Arnao, que dio origen a la expansión de esta localidad. Tres de las naves más antiguas de este complejo forman parte del conjunto histórico. «En las edificaciones civiles las evoluciones son muy lentas. Esto, en la industria, jamás ocurre. Se yuxtaponen modelos, se introducen cambios en función de las necesidades, por lo que al final nunca tenemos los elementos de forma pura», afirmó el experto en Patrimonio Industrial Carlos Caicoya, para tratar de explicar la datación de estas tres naves.

Fruto del crecimiento del complejo industrial, creció también el número de trabajadores. En esta época, en el último cuarto del siglo XIX, era habitual que las industrias aplicasen políticas de carácter 'paternalista' importadas de un modelo franco alemán que se aplicaba ya en buena parte de Europa. La de la Real Compañía Asturiana de Minas fue un ejemplo paradigmático de la puesta en marcha de este modelo. Viviendas diferenciadas por rangos profesionales, lugares de ocio segregados por los mismo criterios, hospital para trabajadores, economato o escuelas fueron algunos de los elementos que construyó la compañía para el uso y disfrute de sus empleados.

Grueso del conjunto

En torno a 1880 se construyó la mayor parte de las residencias destinadas a obreros. Actualmente en manos privadas, son unifamiliares, están yuxtapuestas dos a dos o formando alineaciones y cuentan con dos pisos y un patio trasero.

En estas mismas fechas comenzó a construirse uno de los edificios más emblemáticos de todo el municipio de Castrillón: la residencia del director de la compañía, conocida popularmente como 'La Casona'.

Su emplazamiento, desde el que se divisa todo el pueblo, tiene un fuerte carácter simbólico. Muchos historiadores han descrito las dos caras de la política paternalista de la Real Compañía. Por un lado está la mejora de las condiciones de los trabajadores en una época en la que las condiciones de trabajo eran realmente duras y por otro el control de los mismos, evitando la emigración de los metalúrgicos a las emergentes industrias americanas o la formación de sindicatos y el desarrollo de huelgas.

La Casona se puede calificar de símbolo de esta política. Por un lado es el gran edificio donde vive el director de la compañía que puede vigilar los movimientos de sus trabajadores; por otro dispone de todas las comodidades que se atribuían en la época a una persona con un cargo tan importante en la empresa. Tres pisos de altura, balcón volado con balaustrada de zinc, tres balcones menores en la última altura y unas vistas de 360 grados son las características principales de esta construcción.

El edificio cuenta con dos bloques. El posterior, más austero en su aspecto exterior, fue construido en 1903 y está unido al bloque principal a través de un corredor transversal volado. Actualmente, este edificio pertenece a la familia Loya, propietarios del restaurante El Balneario de Salinas, quienes proyectan transformar el edificio en un negocio de hostelería.

En esta época, entre 1880 y la Primera Guerra Mundial, la Real Compañía Asturiana de Minas da un nuevo giro a su producción e introduce la producción de productos químicos. «La Real Compañía hizo un gran negocio con la producción de nitratos y pólvora gracias a explotaciones que tenía a lo largo del mundo. Era un modelo globalizador, entendido en el marco de esta época, una cadena de producción en forma de embudo que acababa en Arnao». Tanto la introducción de nuevas líneas de producción como el desarrollo de las políticas paternalistas propias de esta empresa fueron las que acabaron por configurar buena parte del conjunto. El laboratorio de la Real Compañía y la casa del químico son dos ejemplos de ello.

Una parte de los edificios descritos estaban destinados a residencia y trabajo, pero también los había, los hay, que fueron destinados al ocio de los trabajadores. Uno de los ejemplos más notables es el casino para trabajadores, el edificio conocido como 'La mina' de Arnao, que albergó hasta hace unos años un gran restaurante.

Emplazado sobre el acantilado, este casino estaba destinado a los obreros y contaba con un teatro en su interior. Diferente era el casino destinado a los empleados de mayor rango, ubicado en Salinas y que contaba con club de tenis. Un ejemplo más de la política de segregación de la Real Compañía.

A partir de la Primera Guerra Mundial lo que hoy es el conjunto histórico de Arnao dejó de crecer. A pesar de ello, la mayor parte de las estructuras han logrado mantenerse en pie, en diferentes estados de conservación conformando una «joya histórica» que tiene además un importante valor paisajístico que explicó Carlos Caicoya. «Además de la importancia histórica referida a los medios de producción y a la innovación tecnológica, el conjunto de Arnao tiene otro componente. Los belgas ocuparon el terreno con elementos de nueva estética que no se conocía en Asturias y que responde a la estética que se aplicaba en Europa. Cuando uno pasea por la zona se dice: esto no es de aquí, alguien nos lo trajo».

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