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LETICIA ÁLVAREZ
Viernes, 28 de septiembre 2007, 02:57
No pudo tener mejor arranque. La primera gran gira internacional de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias está siendo todo un éxito. La ciudad de Monterrey era la cita inicial con México y allí, en la Explanada de los 400 años, situada en pleno corazón del Fórum de las Culturas, la formación ofreció la noche del miércoles un concierto muy especial, ideado para la ocasión, y en el que rindió a sus pies a cinco mil espectadores de todas las edades. Esa es la cifra oficial, no obstante pudieron ser más puesto que las instalaciones, al aire libre, permitieron que muchas personas atraídas por la música se fueran agolpando poco a poco en torno al recinto vallado hasta configurar una verdadera muchedumbre.
En primera fila se acomodaron las autoridades asturianas que acompañan a la OSPA en este tour, la consejera de Cultura, Encarna Rodríguez, hasta hace escasos meses gerente de la formación musical, y la directora general de Promoción Cultural, Consuelo Vega, así como el cónsul general de España en Monterrey, Francisco Aguilera. Y, entre la multitud, banderas asturianas ondeadas por emigrantes a quienes el director de la OSPA, Maximiano Valdés, dedicó el concierto: «Va por ustedes y al final les prometo que van a llorar».
El programa preparado por el director fue, de hecho, el acierto. Buscaba el maestro Valdés arrancar pasiones y lo consiguió. Dirigió para empezar dos clásicos de Manuel de Falla, 'El amor brujo' y 'Noches en los jardines de España', añadiendo aún más calidez si cabe a una velada típica de verano -rondaban los termómetros los 27 grados de temperatura- y siguió en la segunda parte del recital con la espectacular 4º Sinfonía de Tchaikovsky.
Lágrimas con Asturias
Hasta aquí todo perfecto. Buen ambiente, un público atento y admirado y casi ochenta músicos sobre el escenario en completa armonía. Pero aún faltaba lo mejor. Llegaba la promesa para el público asturmexicano con unas escenas asturianas de Benito Lauret, entre las que sonaron los acordes del himno de Asturias, y culminaba el concierto en ovación inmensa cuando la orquesta interpretó el Huapango, de Moncayo. La OSPA daba así por finalizado su primer recital en México, en un foro cultural donde aparece en los programas como la única orquesta española invitada.
Ya entre bastidores, Maximiano Valdés relataba a la delegación asturiana los entresijos de un viaje que les llevará además de a Monterrey, donde anoche volvieron a actuar para interpretar el Réquiem de Verdi, a las ciudades de Guadalajara, el próximo día 30; Puebla, el 3 de octubre, y la capital de México, el día 2. Entre otros detalles explicaba con humor las razones por las que los componentes de la orquesta no habían actuado con sus elegantes uniformes. Y es que «apenas nos llegaron los instrumentos».
A pesar de que parte del equipaje de los músicos sigue a nueve mil kilómetros de distancia, y de que el aire acondicionado que funciona en todo local cerrado de México está haciendo mella en sus gargantas, la orquesta sigue con su mejor cara para con su música «unir lazos con otros pueblos», en palabras de la consejera de Cultura. Esta gira es de hecho el preludio de las actividades culturales y turísticas de hermanamiento que se celebrarán con vistas a 2010, bicentenario de la Independencia de México.
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