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D. VIDAL
Sábado, 20 de septiembre 2014, 11:57
Armani la ha vuelto a liar. Y esta vez no ha sido por el diseño rompedor de sus creaciones ni los colores de sus vestidos, sino por su tendencia a subir a la pasarela a modelos que provocan más rechazo que atracción. Algunos de los invitados al desfile de la colección del diseñador en la Semana de la Moda de Milán advirtieron espantados que varias de las maniquíes parecían «esqueletos vivientes». Las quejas también han quedado recogidas en la red, como las del compositor Kyle Rankin: «Me encantan tus diseños, siempre tienen voluntad. Pero por favor, deja a tus modelos comer, es muy difícil verlas con sus huesos expuestos». La productora Phoebe Davis, por su parte, tuiteó: «Las modelos de Armani son dolorosamente delgadas. ¿Cómo están dejando que esto ocurra?». Quizá entendiendo como normal el hecho de que las chicas no prueben bocado desde muchas horas antes de salir a la pasarela. Una norma no escrita en la moda que, sin embargo, la británica Cara Delevigne se salta a la torera para envidia de sus compañeras. Sin ir más lejos, unos minutos antes del desfile de Fendi's, también en Milán, Cara se metió entre pecho y espalda una generosa porción de pizza, aun a riesgo de manchar el vestido o estropearse el maquillaje. La chica, sencillamente, tenía hambre. Y tampoco es que Cara Delevigne esté del todo mal.
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