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MIGUEL ROJO
Viernes, 14 de abril 2017, 01:00
La cara de tensión que dejaba entrever el día anterior a través del parabrisas de su coche, en una rauda salida sin declaraciones a la prensa, se tornó ayer en un rostro risueño y relajado durante un paseo familiar por Candás. Paula Echevarría pudo al fin disfrutar con sus padres, su hija, sus sobrinas y sus amigos de algo parecido a unas vacaciones, a pesar de que como suele sucederle en estos casos, el revuelo de paparazzi a su alrededor -más de media docena se habían congregado estos días ante su puerta en busca de una imagen- no permitió que pasase inadvertida hasta que la cotidianidad de su presencia acabó por lograr que sus convecinos girasen de nuevo las cabezas hacia sus vermús, hacia sus propios hijos y, por qué no decirlo, sus propios asuntos. El único cambio con respecto a otros años, claro está, es la ausencia de David Bustamante, que sigue con sus vacaciones en San Vicente de la Barquera, a unos 130 kilómetros de Candás.
Aunque algunas fuentes de esas de las que se nutre el mundo rosa aseguraban que el cantante había viajado hasta Carreño para encontrarse con Paula y dejar en Asturias a su hija, lo cierto es que no hay constancia gráfica de dicha reunión familiar. De hecho, la salida del miércoles de ella para volver a su casa un par de horas después bien podría haber servido para un encuentro en algún punto intermedio para que Daniella se reuniese con su madre, aunque bien podría haber llegado también a su casa de Perlora en el coche de algún familiar. El caso es que su sola presencia en Asturias, está claro, ha servido para alegrarle el corazón y cambiarle el semblante a la protagonista de 'Velvet', que ayer se mostraba feliz correteando con su niña, sus sobrinas y algunas amigas del pueblo. Repartió abrazos a quienes hacía mucho que no veía y permitió a los admiradores sacarse fotos con ella, regalando su mejor sonrisa. Tan solo flaqueó un momento ante los fotógrafos, a quienes les pidió un poco de intimidad para poder descansar durante unos días sin los agobios propios de su popularidad.
Lo cierto es que las imágenes de ayer vienen a certificar que la separación entre Paula y Bustamante es un hecho, al menos temporal. «Un distanciamiento no definitivo», explicaba él el otro día, un tanto hastiado también de que se le vendiese como el malo de la película. «Pasan cosas en mi casa», reconocía ella unos días antes. Pero por el amor de una hija, quién sabe lo que serán capaces de lograr.
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