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Yolanda Veiga
Martes, 20 de diciembre 2016, 17:46
La promoción de la estupidez como fórmula de negocio. Está testado con éxito. Los espectadores de 'Gran Hermano' (Telecinco) eligen este jueves al ganador de la decimoséptima edición del concurso. Urge que salgan de allí... y vayan a la escuela, castigados sin vacaciones de Navidad. Desde Primaria para refrescar conceptos básicos, porque el nivel es lamentable. Meritxell, estudiante de Enfermería de Barcelona de 20 años, se ha colado en la final del 'reality' y opta al maletín de los 300.000 euros. Su frustrado romance con un compañero ha sido la gasolina que le ha permitido recorrer el camino hasta la última gala, o al menos es lo único que han contado de ella en los programas. Pero hay otro rasgo más notable, más definitorio, otra característica que no la hace única porque abundan los concursantes con este perfil: su clamorosa falta de cultura general.
La última chorrada que ha dicho es que el Guggenheim está en Santander. Lo suyo es un fallo de ubicación porque también situó Francia «cerca de Marruecos» y el Muro de Berlín «en América». Se lo discutía (lo del Guggenheim) a Rodrigo, otro de los concursantes, este ya más enterado, que no daba crédito.
Rodrigo: ¿Me estás vacilando que el Guggenheim está en Santander? Está en Bilbao, inculta. Jooooooder.
Meritxell: Por eso, en Bilbao. Yo he estado en el Guggenheim ese.
Rodrigo: Sí, sí... a Santander has ido ¿no?
Meritxell: Míralo, en Cantabria. Está ahí, míralo.
Rodrigo: ¡El Guggenheim está en Bilbao!
Meritxel: ¡Claro! ¿y Cantabria dónde está?
Rodrigo: ¿Sabes dónde está Bilbao? En el País Vasco
Meritxel: Creo que te estás equivocando tú.
Rodrigo: Cantabria es Santander, la madre que me parió.
Meritxell: Creo que te estás equivocando tú ¿eh?
No quedó conforme Meritxell. Ni era la primera clase de Geografía que impartía en la casa de 'GH'. Cuando Alain, otro de los participantes, contaba que unos tíos suyos que vivían en París habían ido a Marruecos y parado en Valencia a visitarle, ella se apresuraba a puntualizar: «Es que Francia está cerca de Marruecos».
Alain: Cerca cerca... no.
Meritxell: Ah, no es Francia de España. ¿De Francia a Marruecos cuánto es?
Alain: Creo que tardan un día en llegar.
Meritxell: Como cuando voy a mi pueblo, se tarda doce horas, lo paso fatal.
Alain: ¿Tu pueblo está en Marruecos?
Meritxell: Nooo (lo mejor, el tono de 'no te enteras de nada chaval'). Está en León y Galicia, hay más distancia que de aquí a Francia, está más lejos mi pueblo que de Francia (sic), mucho más.
Satisfecha con las explicaciones, continuó contando que le gustaría visitar Marruecos porque sus padres ya habían estado pero confesó que le daba «miedo» porque a su madre intentaron «cambiarla por varios camellos» (no redondean así un sketch los mejores guionistas en una semana).
Osada en su ignorancia la joven catalana se atrevió incluso a explicar a sus compañeros de encierro «lo del Muro de Berlín». Falta les hacía porque a alguna ni le sonaba, aunque «eso se estudia en la ESO». Por si faltó a clase ese día...: «Era un muro que separaba todo lo que era la zona de América y todo eso. Hubo como una guerra digamos, ¿vale? y se construyó un muro, y por un lado estaba la gente más pobre y por otro la gente más rica». Para 'sumar' al informe PISA.
Se ha dicho a menudo de este 'reality' que debe ser difícil de llevar un encierro de tres meses sin saber qué ocurre fuera. Claro que Meritxell y alguno más lo llevan estupendamente. Eso sí, disgustazo cuando se enteraron de que Angelina Jolie y Brad Pitt habían roto. Lo supieron los finalistas a través de un vídeo que les pusieron y en el que se hacía un repaso de los hechos más relevantes ocurridos durante el tiempo que han permanecido en el concurso: la investidura de Rajoy, la victoria de Trump en Estados Unidos, la muerte de Fidel Castro...
Ni frío ni calor porque Meritxell y Bea, otra de las finalistas, miraban como las vacas al tren, probablemente tratando de ubicar en sus respectivos países a Rajoy, Trump y Castro. Solo Rodrigo gestualizaba y eso nos tranquilizó. Por lo menos alguien estaba entendiendo lo que se estaba diciendo. Luego contaron lo de Brad Pitt y Angelina Jolie, lo del divorcio, y las dos chicas que no saben quién es Trump (si lo supieran es imposible que no reaccionaran) entraron en shock. La boca bien abierta, sin poder decir nada, tal vez por el asombro, o por la congoja o por ambas a la vez.
Consuela saber que tal vez gracias a Angelina Jolie saben que existe un país que se llama Estados Unidos, donde gobierna un señor que se llama Trump, que quiere construir un muro pero no el de Berlín, donde también hay un Guggenheim, en Nueva York, que está más lejos de Guadalix de la Sierra que el pueblo de Meritxell, cuyas gentes tienen el don de la ubicuidad porque están a la vez «en León y en Galicia».
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