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Domingo, 7 de agosto 2016, 01:06
Pocos minutos antes de las nueve de la mañana, se juntaban en Arriondas dos tipos de grupos muy distintos: por un lado, aquellos que después del madrugón iban llegando a la capital parraguesa para no perderse ni un instante de la mañana y, por otro, los que tampoco habían perdido ni uno de la noche y continuaban dispuestos a seguir «hasta por la tarde o más, pero el desfile y la salida no nos lo perdemos». Y cumplieron su propósito, porque pasadas las 12, cuando los participantes en el Descenso iban ya camino de Ribadesella ellos, ni cortos ni perezosos, cogieron el relevo y tomaron el camino del río «pa despejar».
En el centro de Arriondas, que anoche no durmió, las calles y plazas seguían repletas de cientos de personas y la música sonaba mientras unos y otros compartían los momentos del desayuno antes de iniciar, a las once, un colorido desfile en el que hasta costaba dar un paso y en el que los protagonistas fueron tanto los propios participantes como la alegría y el ambiente festivo que, entre todos, contribuyeron a crear.
Los integrantes de Entaína Ribeseya se encargaron de crear los gigantes y cabezudos que avanzaban a paso lento entre la multitud, que se paraba a fotografiarlos, y Los Tritones no dudaron en hacer botar a la tribuna de autoridades, estrechamente vigilada por las fuerzas de seguridad, y desde la que presenció el desfile hasta el presidente cántabro, coreado desde abajo por los participantes al grito de «Revilla, Revilla».
A ambos lados del río
El paso de la comitiva por la plaza del Ayuntamiento parragués animó a varias decenas de rezagados más a unirse a la fiesta y, apenas unos minutos después, la llegada y cruce del puente sobre el Sella se convirtió en uno de los momentos más impresionantes de la jornada. A esta altura, la impresionante 'marea humana' que componía el desfile comenzó a repartirse en torno a las dos orillas del río uniéndose a los participantes en la competición, que habían sido llamados a ocupar sus posiciones a partir de las once y cuarto de la mañana a través de unos altavoces en los que, solo en ese momento importante para los deportistas, dejó de sonar una música que alternaba las canciones del momento con los temas asturianos más populares.
Mientras tanto abajo, disfrutando como pocos de 'su trabajo' y de la labor encomendada, Los Tritones de Piloña se encargaban ya de dejar completamente limpias las aguas del Sella para que comenzara la prueba y no fueron pocos quienes mostraban abiertamente su «envidia» al decir «quién pudiera estar ahí bañándose con ellos con el calor que hace». Porque ni el sol más radiante de agosto quiso perderse este año, el número ochenta del Descenso, la oportunidad de vivir y gozar el día más representativo de asturianía y deporte de cuantos se celebran en la región a lo largo del año.
Tampoco la periodista Lara Álvarez, pregonera del Sella, que antes de leer los versos que dan inicio al Descenso, posó con todos aquellos que se lo pidieron y se convirtió en la auténtica 'reina del selfie' y de la popularidad de esta edición de la prueba. Un exultante Juan Manuel Feliz, presidente del Codis, y varios integrantes del comité organizador, acompañaron a la periodista al podio desde el que apenas cinco minutos antes de las doce, leyó los versos previos a la salida de las piraguas, animó a todos los participantes a dar lo mejor de sí mismos para llegar a Ribadesella y alcanzar el triunfo, y entonó los 'Viva' a todos los países representados en la prueba seguida por las miles de voces que se congregaban en ambas orillas.
No faltó tampoco el himno de Asturias cantado, sentido e incluso empañado por las lágrimas de emoción de muchos de los participantes, pues pocas veces como en Arriondas el 'Día de les piragües' resuena tanto, y tan fuerte, la letra de un 'Asturias patria querida' que logra traspasar todas las fronteras y crea entre las personas lazos indivisibles, pero tan fuertes, que poco importaba ayer para sentirlo el mundo de procedencia.
Y fue tras ese momento, especial y emotivo como pocos, cuando el histórico cañón que ocupa habitualmente la plaza del Ayuntamiento parragués, y cedido a la villa por Juan Antonio Samaranch, dio el disparo de salida de las piraguas. Trasladado hasta la orilla expresamente para ese momento, fue disparado por mineros de Hunosa segundos de antes de que todos los participantes en la prueba corrieran hacia sus piraguas y comenzara el Descenso del Sella 2016. El que celebró ayer, para orgullo de todos los asturianos, su ochenta cumpleaños.
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