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Cristina M. Gayo
Jueves, 2 de junio 2016, 19:49
Es una mujer y, como cualquiera, tiene sus necesidades físicas. Maricarmen Torrecillas, la entrañable madre que saltó a la fama en el 'reality show' Quién quiere casarse con mi hijo y que acaba de ser expulsada de Supervientes, no tiene reparos en confesar que durante su estancia en la isla hondureña pasó ganas de tener sexo, pero, como no era posible, se escondía tras un árbol para tener sus sesiones de «amor propio», que diría Ismael Serrano en su canción.
«Tengo cuatro puntos G, es lo mejor que Dios inventó. Sé dónde tengo que tocarme. ¿Para qué quiero a mi marido?», dice en una entrevista en una revista en la que revela que también «hablaba con las ingles: ¡Ay, pajarillas, ya sé lo que queréis», decía cuando le apetecía tener relaciones.
Maricarmen se confiesa una mujer muy sexual a la que le gusta ir sin bragas «casi siempre». Pero, asegura, solo tiene ojos para su marido: «A veces, en el trabajo, le echo mano a la bragueta. ¡Déjame, me apetece tocártela! Le digo».
La entrevista a la mediática concursante es un dechado de surrealismo y sus declaraciones son a cada cual más irreverente que la anterior. Finalmente hasta cuenta que en una ocasión un hombre le ofreció tres millones de pesetas por que lo acompañara a su habitación, pero se negó. «Me asusté y me fui. A veces he pensado que si el hombre hubiese querido que 'le limpiara las botas', sin tocarme él a mí, ¿eh? Es mucho dinero», explica Maricarmen, quien con este expresión se refiere «a hacer una pajilla, pero con mi hijo vigilando en la puerta. Hay muchas que lo han hecho, no tienes más que poner la tele».
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