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Julia Fernández
Miércoles, 6 de enero 2016, 00:40
En paz y armonía. Así han pasado las navidades dos mujeres que hace 25 años se juraron odio eterno por el amor de hombre y que acaban de enterrar el hacha de guerra. Se trata de Antonia dellAtte y Ana Obregón. Las dos celebrities han firmado la paz con luz y taquígrafos, concretamente los de la revista ¡Hola!, en cuyo nuevo número dan cuenta de todos los detalles y posan juntas, como si no hubiera pasado el tiempo por ellas, milagros del Photoshop.
«Se acabó el circo», asegura la italiana, consciente de que el largo enfrentamiento de ambas ha sido de todo menos elegante. Las rencillas arrancaron a principios de los 90, cuando el conde Alessandro Lecquio dejó a su entonces mujer y a su hijo Clemente para estar con la bióloga más mediática de España. Antonia no lo pudo soportar y lejos de sufrir en silencio, elevó sus quejas a la prensa. La cosa fue subiendo de tono, sobre todo cuando Ana anunció que estaba embarazada de Álex, y tuvo que intervenir hasta la Justicia. En una ocasión, por unas míticas -que no célebres- declaraciones que la que fuera musa de Giorgio Armani hizo en La máquina de la verdad. Allí llamó de todo menos bonita a la española ante 7 millones de atónitos espectadores.
La reconciliación que ahora se constata se ha gestado durante más de un año. El encuentro de ambas en el funeral de Sandra Torlonia, la madre de Lecquio, supuso el primer paso para el deshielo. «En medio de aquella tristeza, nos abrazamos. La muerte de nuestra suegra nos unió», recalca DellAtte. Desde entonces, han ido limando asperezas hasta hacer público su nuevo estatus de amigas. Aunque no se han vuelto íntimas de repente. «No nos adoramos y no lo hacemos todo juntas, pero nos llevamos muy bien», precisa Obregón. Los principales beneficiados son los hijos, claro. Por su parte, el conde se lo toma con humor pese a no haber visto un euro de la exclusiva: «Es impresionante, parecen hermanas».
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