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Sábado, 5 de diciembre 2015, 02:32
Tú a Madrid y yo a Barcelona. Esta pareció ser la consigna de las hermanas (por parte de madre) Chábeli Iglesias y Ana Boyer el pasado jueves. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid... O sea, que el apellido Preysler cotiza al alza desde que Isabel dio el campanazo ligándose a Vargas Llosa, y que la Navidad está a la vuelta de la esquina y con ella una epidemia viral de compras y regalos, Ana y Chábeli ficharon ese día como imagen de dos firmas de prestigio. Ana, de 26 años, fue embajadora de excepción de la marca de ropa Caramelo en una cena navideña organizada en Madrid. Y Chábeli, a sus 44, la simpatiquísima madrina del encendido del árbol de Navidad de la firma de joyas y cristales Swarovski en Barcelona. No coincidieron en el mismo sitio ni a la misma hora, pero sí el mismo día y con el mismo espíritu, porque las Preysler sisters dejaron alto el pabellón. Eso sí, ganó por goleada Chábeli, que ante la prensa se mostró bastante más expresiva, sincera, suelta y desahogada que su cautelosa hermana menor.
Tan franca estuvo la primogénita de Julio Iglesias que llegó a admitir cierto resquemor por parte de Ana hacia la relación de su madre con Vargas Llosa. «Son pequeñas cosas, pero es normal. Es jovencita, su padre acaba de fallecer, siempre ha vivido con él y todo esto supone un cambio para ella. Para nosotros no dijo refiriéndose al resto de los hermanos, porque ya hemos vivido muchas situaciones en la vida. Pero yo creo que Ana se dará cuenta... De hecho, se da cuenta ya rectificó de que lo más importante es que nuestra madre sea feliz». Y ahí sí, Chábeli, a quien Isabel Preysler comunicó su nuevo romance «hará unos seis meses», ve a su madre «feliz como no la había visto en mucho tiempo».
Horas más tarde, en Madrid, ajena a lo que su hermana mayor había insinuado en Barcelona, Ana Boyer desmintió ante los micrófonos que su decisión de independizarse guarde relación con el inminente aterrizaje de Vargas Llosa en la mansión de los Preysler. «Ya pensaba irme a vivir con Fernando dijo aludiendo a su novio, el tenista Verdasco, y simplemente he decidido dar el paso ahora». Vestida con un sobrio abrigo gris de Caramelo, Ana confesó echar mucho de menos a su padre. «Era muy cariñoso conmigo, nos cuidaba mucho y cada día aprendía algo de él», dijo emocionada. Luego, en un tono más frío, elogió al nuevo novio de su madre. «Me llevo muy bien con él. Siempre ha sido encantador y estupendo». Ana se declara «muy tradicional» y partidaria de casarse antes de tener hijos. Pero si su madre convive con el premio Nobel antes de la boda es algo que le resulta «totalmente indiferente». Engalanada con joyas de Swarovski y enfundada en un vistoso vestido rojo pasión de la diseñadora Ana Torres, Chábeli se mostró muy divertida durante su comparecencia ante la prensa. «Esto para un ratito está bien, pero no es lo mío advirtió riendo. Soy una persona tranquila, casera, no me gustan las cámaras ni me gusta maquillarme, vivo feliz en mi hogar dedicada a la decoración y a mis hijos, soy una auténtica mamá gallina». No es la primera vez que la hija mayor de Preysler se define a nivel social como la antítesis de su progenitora. «Mi madre tiene un mérito increíble por haber llegado a un nivel de celebridad que otros con gran talento no alcanzan. Pero también se ha sacrificado mucho, porque todo eso tiene un precio».
Chábeli, que considera a Verdasco «una monada de chico», coincidió con Ana en que Tamara es su hermana «más divertida». La mayor no se toma demasiado en serio su vocación religiosa. «¿Que se quiere meter monja? Tengo que verlo para creerlo». Y la menor se refirió a su soltería: «En lo de tener novio no acaba de arrancar, pero todo llegará» y a su desorden. «Lo peor de vivir con Fernando es que es un poco desordenado, pero nada comparable a lo de mi hermana Tamara», bromeó.
Chábeli acaba de celebrar Acción de Gracias en su nueva casa de Miami junto a su madre y Vargas Llosa. «El pavo lo cociné yo. Mi madre en la cocina no se mete ni loca, pero yo hago de todo. Hasta la tarta del postre». Ni ella ni Ana acertaron a precisar si se juntarán por Navidad. Y eso que los cinco hijos de Isabel tienen un grupo de whatsapp propio.
«Mi padre es un campeón»
Chábeli restó importancia a su ausencia en el funeral de Boyer. «Fue todo demasiado rápido. Mi madre me llamó y me dijo: Lo vamos a enterrar ya. Y yo no tenía con quién dejar a la niña. Habría sido más fácil haber viajado todos en el avión de Enrique, pero él al final no pudo». Madre de Alejandro, de 13 años, y de Sofía, de tres, Chábeli, a pesar de los vaivenes, permanece casada con Christian Altaba y actualmente se dedica al negocio de la restauración de mansiones. Llevaba dos años sin venir a España. Y muchos más sin pisar Barcelona. «Yo antes aquí iba en moto», dijo recordando sus tiempos de novia de Ricardito Bofill... «En esa época no estaba muy cuerda», admitió. También se refirió a su padre, Julio Iglesias. «Es un campeón, con la edad que tiene se pega unas palizas... Va a estar en un escenario hasta que se muera».
El momento cumbre llegó cuando Chábeli, en un arranque de sinceridad, confesó no haber leído a Vargas Llosa. «Soy honesta y lo reconozco, pero ahora me voy a dedicar a leerle y a conocerle un poco mejor». Según dejó entrever, el escribidor ha estado enamorado de la niña mala Preysler desde hace tiempo... «La ha esperado muchos años y se le nota». Vargas a Chábeli le parece «maravilloso, serio, inteligente, simpático y lleno de vida. Está muy bien para la edad que tiene». Y ella, que es la mayor, advierte al resto de sus hermanos: «Tenemos que mantenernos unidos en esto, porque el hombre que está entrando en la vida de mi madre es una gran persona».
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