El príncipe flamenco de Hiba Abouk

Aunque ella ni «ni confirma ni desmiente», su sonrisa la delata. Las malas lenguas apuntan a que Hiba Abouk está enamorada de Curro Sánchez, el hijo del fallecido Paco de Lucía, con el que comparte su pasión por el cine y el flamenco. Y es que para la actriz, la música es casi tan importante como su origen: en su Twitter se define como «flamencólica, árabe y gitana».

La intérprete, a la que se relacionó con su compañero Álex González y con el futbolista Jordi Alba, reconoce que no ha tenido que besar muchas ranas para encontrar a su príncipe. «He tenido muy buen ojo con las parejas», asegura en la única declaración que hace sobre ellas, ya que la severa educación que ha recibido le hace ser muy celosa con su intimidad. «En casa no podía hablar de novios, era un tema tabú. Y se me quedó tan marcado que incluso a día de hoy nunca hablo de mi vida privada. Me lo inculcó mi familia», confesó una vez.

Hiba, que creció en la cultura musulmana y habla cinco idiomas, reconoce que ha tenido que luchar mucho por sus derechos. «Mis padres se criaron en un entorno más cerrado para la mujer, ellos bebieron de ahí. De niña yo no tenía las mismas costumbres que mis amigas del cole, ni las mismas conversaciones con mis padres. A mí no me dejaban quedarme a dormir en casa de una amiga. Eran muy estrictos».

Una mentalidad que podría cambiar con su pareja actual, Curro Sánchez, con el que recientemente se le ha fotografiado en actitud muy cariñosa. Sánchez es el único varón de los tres hijos que Paco de Lucía tuvo con su primera esposa, Casilda Varela, y el que mejor ha guardado su memoria con La búsqueda, un documental sobre su vida. Esta pieza le valió tres nominaciones a los premios Goya de este año y el galardón a mejor documental. Algo que se veía venir, porque ya desde pequeño era el que grababa los vídeos familiares, una pasión que después le llevó a estudiar cine en Nueva York.

Su chica, aunque no diga ni mu de la relación, alaba su trabajo. «Ví el documental en su día y me encantó», confiesa una de las mujeres más deseadas del país. Su belleza exótica -por sus venas corre sangre tunecina, libia y gitana-, y sus rasgados ojos verdes bien le han valido este título, aunque para ella lo importante es que «detrás hay mucho trabajo».