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Desde su primer matrimonio en 1971, Isabel Preysler lleva 44 años encadenando parejas.
El secreto del éxito de Isabel Preysler

El secreto del éxito de Isabel Preysler

Los enamora y los abandona, pero sus ex hablan de ella maravillas, y en los divorcios no se han tirado los trastos a la cabeza. «Al natural gana mucho más»

ester requena

Sábado, 20 de junio 2015, 04:07

Soltería e Isabel Preysler se han convertido en términos antagónicos, en palabras que nunca compartirán la misma frase. Y no solo porque la reina de corazones se haya pasado 44 de sus 64 años con una alianza en el anular de tres maridos distintos. No ha cumplido un año de luto por Miguel Boyer cuando ha abandonado el título de viuda de España. La socialité ha vuelto a demostrar su poder de atracción, ese magnetismo que le ha granjeado un variado curriculum sentimental, con un denominador común: hombres no necesariamente guapos, de alto nivel intelectual, que destacan en su ámbito profesional y con la vida resuelta. El escritor Mario Vargas Llosa casa a la perfección con su prototipo varonil aunque le saque 15 años. Pero, ¿cuál es el secreto para que ellos caigan rendidos a sus pies? Porque hasta Carlos de Inglaterra y Gerard Depardieu se han quedado «embobados» con ese halo especial que desprende, como recuerda la periodista Rosa Villacastín. Y ojo, que no se le conocen amantes con los que no haya pasado, tarde o temprano, por el altar. Así que...

Su indudable belleza asiática, su perfecta sonrisa y su elegancia juegan considerablemente a su favor. Su aspecto poco tiene que ver con una señora de 64 años. Su genética privilegiada le ayuda, pero también unos retoquitos estéticos que no solo se limitan al Photoshop. Se cuida hasta límites insospechados porque vive de su imagen (convertida en una marca de éxito), por eso pasa a menudo por el Instituto de Medicina Estética de Maribel Yébenes en la Castellana, donde dicen que paga 1.500 euros por unas jeringuillas que revitalizan su rostro. Sin olvidar sus escapadas al Sha Wellness Clinic de Altea. Quizás este año lo cambie por la Clínica Buchinger de Marbella, donde el Premio Nobel peruano suele recalar cada verano para «limpiar su cuerpo» y soltar esos kilitos de más. Pero el imán de la reina de la baldosa va más allá de su impecable percha. Ya lo esbozaba Miguel Boyer una vez convertidos en marido y mujer: «Es una persona extraordinaria. Yo creo que es una persona con una alegría de vivir, una inteligencia intuitiva y muy casera, paradójicamente frente a la versión convencional. Es una persona tranquila, le gusta la casa y que le hace a uno la vida muy feliz. Es decir, tiene un encanto enorme y, en fin, a mí, desde luego, me hace la vida muy feliz».

El adjetivo «feliz» quizás sea el quid de la cuestión sobre la fuerte atracción que ejerce Isabel Preysler sobre este tipo de hombres que lo tienen casi todo. También de que sus ex hablen maravillas de ella y en los divorcios no se hayan tirado los trastos a la cabeza. «Creo que parte fundamental de su secreto reside en que, cuando están con ella, hace que los hombres se sientan como auténticos reyes», apunta Villacastín, quien conoce a Isabel Preysler desde hace tres décadas. La lista de piropos continúa casi hasta el infinito: «Cuando la conoces te llama la atención su educación exquisita, lo atenta que es, lo pendiente que está de los detalles, su naturalidad... ¡Lo que gana al natural en su casa en coleta, vaqueros y camiseta sin maquillar!», enfatiza la periodista. Sin olvidar un sentido del humor que le hace imitar a la perfección con ese leve acento anglosajón a distintos famosos, o confesar entre risas que es capaz de comerse tres platos seguidos de lentejas y darse con sus amigas los viernes noche atracones de hamburguesas y patatas fritas.

¿Y no tiene nada malo? ¿Algún defecto que sacarle?

Tendrá sus defectos, pero yo no se los conozco (risas).

«Rencorosa» sí es uno de los pocos borrones negros que ha confesado en sus entrevistas esta mujer de armas tomar, voluntad de hierro y una disciplina a prueba de obstáculos. «Perfeccionista y maniática», añaden otros sin saber encasillar muy bien si ello se trata de un defecto o una virtud.

«Algo tendrá el agua cuando la bendicen», resume Jaime Peñafiel. Aparte de su belleza oriental, el veterano periodista incide en el misterio que desprende y que la hace a ojos externos, y masculinos, tan enigmática. «¡A lo mejor el misterio es que no tengo nada que decir!», detallaba hace un tiempo la propia Isabel. Pero la reina del couché sigue levantando expectación y curiosidad tras 40 años acaparando portadas. Y si habla de amores el interés se multiplica. «Nunca lo he entendido. No entiendo lo de reina de corazones. Pienso que hay mujeres en este país con más motivos que yo para serlo», ha confesado en alguna ocasión a quien en Filipinas llamaban «goldfinger» (dedo de oro) por sus habilidades de Rey Midas.

Un hombre al que admirar

Hace apenas cuatro meses Isabel Preysler solo le pedía al futuro salud. «Es muy pronto para que me hablen de rehacer mi vida. Yo ahora mismo ni me lo planteo», comentaba mientras volvía poco a poco a la actividad tras el fallecimiento de su marido, Miguel Boyer, el pasado 29 de septiembre con 75 años. El destino caprichoso ha hecho que otro hombre, casi de la misma quinta del exministro, le haga cambiar de opinión. Se conocían desde 1986 gracias a una entrevista en Hola, e incluso ya entonces se rumoreó con un flechazo. No hubo nada. Eso sí, poco después los libros del escritor se colaban en la extensa biblioteca del casoplón de Puerta del Hierro entre las obras de economía y egiptología que coleccionaba Boyer.

«Ella necesita un hombre al que admirar», resalta Villacastín. Y no por la cuenta bancaria, porque ella va muy bien surtida de ingresos. Solo como embajadora de Porcelanosa sale a 300.000 euros anuales, que se suman a otros posados y exclusivas que ella misma gestiona porque no cuenta con representante. «No es nada ambiciosa», puntualiza la periodista.

«Su éxito tan prolongado se basa en que es muy disciplinada y aplicada y solo dice lo que quiere. Mide muy bien cada paso que da», detallaba Juan Luis López Galiacho cuando presentó Isabel & Miguel; 50 años de historia de España. Tantos años como foco de atención social le han hecho una experta en controlar los tempos. Sin olvidar que la exclusiva la ha dado su revista de cabecera, el Hola, el «álbum de la familia», según su hija Tamara. Así que si ha salido a la luz su amistad especial con el Premio Nobel ya apodado en los corrillos como latín nobel busca alguna finalidad. Porque Isabel también es un Premio Nobel en lo suyo.

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