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OSKAR BELATEGUI
Lunes, 1 de junio 2015, 00:22
François Truffaut sostenía que todo el mundo tiene dos oficios: el suyo y crítico de cine. Vicente Aranda, fallecido la pasada semana, decía que en vez de leer las críticas las medía siguiendo el consejo de Gonzalo Suárez: cuanto más largas eran, mejor. El director de 'Amantes' nunca se terminaba de creer las reseñas positivas. Y si eran malas se ponía tan enfermo que en una de sus películas, 'Celos', bautizó una zapatería 'Fernández Santos' y sacó un puesto de 'Melones Boyero'. Eran los nombres de los críticos de 'El País' y 'El Mundo', respectivamente, que habían puesto a parir su anterior largometraje, 'La mirada del otro'.
Tal como ha ocurrido en el cine, con la llegada de internet y las redes sociales los críticos de televisión han perdido el monopolio de juzgar. Durante la emisión del primer capítulo de la desastrosa 'Anclados' era bastante más divertido leer los tuits que rivalizaban en ingenio haciendo sangre que ver la serie. El cronista televisivo tiene así de manera inmediata la respuesta del público a cualquier programa. Y a diferencia del crítico de cine, que puede ayudar a llevar gente a las salas al descubrir películas sin publicitar, el de la pequeña pantalla está condenado a chocar con las tablas de audiencias; todos hablando del 'Chester' de Pablo Iglesias y Albert Rivera, cuando el doble de espectadores prefirió el debate de 'Supervivientes'.
Por todas estas razones es curioso que los productores se mosqueen cuando un humilde periodista se atreve a criticar uno de sus programas en las redes sociales, que son también el reino del peloteo y la lisonja. Le ocurrió a este plumilla, que osó interrogarse en Twitter por el éxito de 'Velvet', una serie que arrasa en audiencia a pesar de reunir los peores defectos de un culebrón -personajes de cartón piedra, tramas gratuitas, actores perdidos- o precisamente por eso. Su productor se irritó de tal manera que, tras enzarzarse en una discusión, dejó de seguir la cuenta de este redactor. En un bonito homenaje al cine de Aranda, a las pocas semanas apareció en la serie un nuevo personaje destinado a congregar odios, un diseñador de carísimos trajes de novia altivo y pagado de sí mismo bautizado... Belategui.
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