Enrique, el mayor fan de Isabel

Es una experiencia religiosa». Todavía sonaba el eco de la última canción del concierto de Enrique Iglesias y los asistentes al Palacio de los Deportes de Madrid se iban como si hubieran asistido a una misa. Una liturgia familiar en la que Enrique cedió gran parte del protagonismo a la 'sacerdotisa' de su apellido: Isabel Preysler. Desde que enviudara de Miguel Boyer el 29 de septiembre, la reina del papel satinado había abandonado la vida pública. En todo este duro trance, Isabel no había podido contar con el apoyo directo de su hijo Enrique Iglesias, aunque hablaba con él casi a diario desde el otro lado del Atlántico.

El sábado noche compensó de largo esta ausencia. El público, con mayoría femenina, gritaba enloquecido para que saliera su ídolo en una presentación en España largamente esperada. Y la que irrumpió en el escenario, recibida como una estrella, fue ella. Pantalón y americana negra, con su ya tradicional coleta, Isabel Preysler mostró su enorme capacidad de seducción colectiva. Se paseó por la pista, saludó y besó a todo el que encontró a su paso, se hizo todos los 'selfies' que le pidieron y batió el récord de fotos que seguramente le habrán hecho en su vida de una sola vez. Le acompañaban su inseparable amiga, la peletera Elena Benarroch, y Nuria González, esposa de Fernando Fernández Tapias. En la zona asignada, junto al equipo técnico del concierto, se dejaron ver sus hijas Tamara, acompañada de Enrique Solís, y Ana Boyer, con su novio el tenista Fernando Verdasco.

Cuando apareció Enrique no dejó de estar pendiente de las chicas Boyer. «Está aquí mi familia. Mi familia son mi madre, mi padre, mis hermanos, mis hermanas, mis abuelos... vosotros», explicó a un público entregado a cada palabra que salía de la garganta del divo musical.