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JUAN GARCÍA
RIBADESELLA.
Martes, 1 de mayo 2018, 00:10
Los doscientos euros con los que estaba dotado el premio a la mejor borona del año en el III Festival de Ribadesella se quedaron en el concejo. Según explicó su propietario, Jesús Pascual Fernández, ganador de las dos últimas ediciones, todo el premio fue a parar a los bares y sidrerías de la villa marinera. «Nos juntamos un grupo de amigos y nos fuimos primero de sidras y luego a comer», explicó. Y añadió: «No solo nos los quemamos con satisfacción y con gusto, sino que, además, me quedé gratamente sorprendido con la gente porque desde la entrega del premio hasta que me vine para casa fueron decenas y decenas las personas que me pararon en la calle para felicitarme».
Jesús Pascual está encantado con haber ganado el certamen por segunda vez, pero a día de hoy no sabe si volverá a intentarlo el año que viene para lograr el triplete, «porque igual me quedo ahí en la cumbre sin nadie que me destrone», ironizó. No obstante, aunque está encantado con su doble triunfo, también cree que lo importante es participar, aunque solo sea «por consideración con la organización que tiene la deferencia de llamarte para invitarte a participar en el concurso, así que qué menos que colaborar y echar un cable presentándose», añadió.
El ganador de 2018 reiteró que no guarda ningún secreto ni tiene ninguna fórmula mágica para elaborar la mejor borona, aunque reconoció que nunca le salen igual «y siempre hago las muy parecidas». Sigue utilizando maíz blanco, maíz amarillo y trigo, con unas catorce horas de cocción en pota roja. «Cuando una cosa está medio bien, para qué cambiarla», afirmó.
Lo que no había desvelado hasta este año es que quien le enseñó a elaborarlas es José Felipe Llerandi, el ganador de la primera edición y tercero en la de este año. Podría dar la impresión de que el alumno ha superado al maestro, pero Jesús Pascual cree que no, pues «la que él presentó seguro que está buena buenísima, al igual que cada una de las doce que se presentaron». La suya entró en el horno a las nueve de la noche del sábado y la sacó a las 10.50 horas del domingo. «La abrigué bien con papel y cuando la destaparon en Ribadesella aún desprendió una nube de vapor», explicó.
Los jueces, encargados de evaluar la presencia, el punto de la masa, la cocción y el relleno de cada borona, le dieron a Pascual el primer premio, dejando el segundo para la riosellana Estela Rosete, concursante que también repite en el podio. Había sido tercera en 2016 y solo espera que llegue el año en el que pueda subirse a lo más alto de este podio gastronómico, «aunque si no gano, participo, que ya es bastante», afirmó. Su borona, más pequeña que la del ganador, estuvo alrededor de seis horas en el horno. Y aunque le tiene cogido el punto, «la verdad es que no siempre salen exactas, pero sí muy parecidas», afirmó.
Por otro lado, la tarta homenaje al 50 Aniversario de la cueva de Tito Bustillo sorteada por la Sociedad Etnográfica de Ribadesella se marchó para Oviedo. Le tocó a Ana y Javier, un matrimonio de médicos jubilados con segunda residencia en Ribadesella, localidad que se prepara para acoger el próximo sábado 5 de mayo el Día de Villas Marineras con la presencia en el concejo de charangas, grupos folclóricos y vecinos de Baiona, Laredo, Llanes, San Vicente y Santoña.
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