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Andrés Suárez
Domingo, 20 de diciembre 2015, 10:20
Son 985.086 los asturianos que están llamados hoy a las urnas para decidir el resultado de las elecciones generales más competidas de los últimos años. Unos comicios en los que en el Principado se reparten ocho diputados y cuatro senadores y que podrían dar lugar a una distribución inédita en términos de pluralidad y fragmentación, ya que hasta seis partidos cuentan con opciones de conseguir representación en el Congreso y el Senado. La participación del colectivo emigrante sigue siendo muy escasa, como sucede en todas las convocatorias desde que se aprobó el sistema de voto rogado que obliga a solicitar previamente la papeleta antes de ejercer el derecho al sufragio de forma efectiva, y 28.618 jóvenes acudirán por primera vez a las urnas tomando como referencia las generales celebradas en noviembre de 2011.
A las nueve de la mañana abren los 615 colegios electorales del Principado, en los que se han instalado 1.544 mesas para ejercer el voto dentro de los 130 distritos en que según la normativa electoral está dividida la comunidad. Y aunque en realidad el censo está compuesto por esas 985.086 personas antes mencionadas, la participación real va a ser menor. No solo por la abstención sino por el hecho de que la concurrencia del colectivo emigrante es muy reducida. El censo de residentes ausentes está formado por 108.918 asturianos, la mayor parte de ellos repartidos por países de América Latina y en menor medida por Europa, pero solo 6.676 han cumplido todos los trámites para poder enviar las papeletas. El voto rogado, un mecanismo tremendamente criticado que obliga a realizar una solicitud previa antes de estar en condiciones de depositar el sufragio en la urna, ha hundido hasta niveles históricamente mínimos el papel de los expatriados en los comicios y aunque se lleva años hablando de su reforma, el mecanismo aún sigue vigente.
El voto de la emigración
Queda por saber, en la práctica, cuántos de los 876.170 asturianos censados en el país ejercerán su derecho al voto. Sí se sabe, aunque la cifra es todavía provisional, que 17.475 asturianos que viven en España ya han votado por correo. Y que el mismo mecanismo ha sido utilizado por otros 261 que residen en el extranjero de forma provisional y que, por tanto, no están incluidos en la bolsa de residentes ausentes. La abstención será, como siempre, un dato decisivo de la jornada electoral, aunque todo apunta a una participación elevada en un clima de alta movilización estimulada en buena medida por la efervescencia de los nuevos partidos, principalmente Podemos y Ciudadanos, y también por la reacción de las formaciones tradicionales, sobre todo PSOE, PP e IU, a esa sacudida.
El voto joven será a buen seguro una de las variables a tener en cuenta. Si se toman como referencia las elecciones generales de noviembre de 2011, cuando el PP recuperó el poder en la persona de Mariano Rajoy y desplazó al PSOE a la oposición, hay 28.618 nuevos electores. Son 10.934 en comparación con las europeas de mayo de 2014 y 4.033 si se mira a las autonómicas y locales del pasado mes de mayo, últimos comicios celebrados en España después del carrusel electoral de los últimos años.
De la decisión que adopten los asturianos y el conjunto de los españoles dependerá la conformación de las Cortes Generales para los próximos cuatro años. Todo apunta a una tremenda fragmentación de la representación parlamentaria teniendo en cuenta la resistencia de los partidos tradicionales y el empuje de los nuevos. En el caso de Asturias hasta seis partidos tienen opciones de conseguir un escaño, tal y como reflejan la mayoría de los sondeos y, en concreto, la última encuesta elaborada por el CIS, que otorgaba tres escaños a la coalición de PP y Foro liderada por Susana López Ares, dos al PSOE de Adriana Lastra y uno a Podemos (Sofía Castañón), Ciudadanos (Ignacio Prendes) e Izquierda Unida-Unidad Popular (Manuel González Orviz).
Sobre esa hipótesis podrían producirse variaciones, bailes de escaños entre unos y otros partidos, pero es seguro que entre cinco y seis organizaciones se distribuirán la representación asturiana en Madrid. Es verdad que Asturias es una adelantada en lo tocante a la ruptura de la tradicional estructura bipartidista, teniendo en cuenta el histórico escaño que IU ha conservado salvo en legislaturas puntuales en el Congreso y la irrupción de Foro en el 2011, pero también es cierto que nunca se había llegado a tales niveles de fragmentación. Lejos quedan ya aquellos tiempos en que socialistas, populares e IU se repartían la totalidad de la tarta electoral en el Principado, e incluso cuando los dos grandes partidos, aprovechando los momentos de declive electoral de la coalición, monopolizaban todos los diputados y senadores en disputa. El panorama ahora es muy distinto.
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