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NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Miércoles, 8 de noviembre 2017, 07:18
«Las empresas piensan en la deslocalización por culpa del impuesto de Sucesiones». Así de claro se mostraba Jorge Suárez, CEO de Impulso y vicepresidente de la Asociación Asturiana de la Empresa Familiar (Aefas), en el tercer congreso de esta organización, que ayer se celebró en el Palacio de Congresos del recinto Luis Adaro, en Gijón. Durante la inauguración de la jornada, los representantes de este colectivo insistieron en pedir al Principado que las compañías queden exentas de este tributo a la hora de dar el relevo generacional. «Bastante tenemos con competir con las empresas de otros países como para hacerlo con las españolas», se quejaba el representante de Aefas, que criticó que no exista «una respuesta clara» en esta materia por parte del Gobierno regional, mientras que hay compañías que plantean irse. «Las asimetrías fiscales lastran la competitividad. Esta diferencia es un problema importante y urgente y debe ser corregida», señaló.
Aunque el impuesto de Sucesiones y Donaciones es de tipo estatal, se encuentra cedido a las comunidades autónomas y la mayoría opta por realizar exenciones para las sociedades familiares, pero este no es el caso del Principado. «Cada vez que hay un relevo hay que pagar una fortuna y eso genera desventajas a las empresas familiares asturianas, grava la competitividad y dificulta el futuro», argumentó Suárez, que considera que no se trata de una cuestión de ideología, puesto que autonomías gobernadas por el PSOE ya realizan exenciones, sino un pensamiento que no mira hacia el futuro. «La recaudación de este impuesto puede ser buena en el corto plazo para las arcas del Principado, pero en el largo tiene consecuencias nefastas», señaló, subrayando la importancia que tienen las empresas para fijar población o contribuir a la natalidad. «La gente está donde tiene trabajo».
Pero esta no fue la única petición, también que las compañías familiares tengan mucho más que decir en materia de formación, ya que son las responsables del 85% del empleo privado en Asturias y de entre el 70% y el 80% del PIB regional. Solo las 60 que integran la asociación facturan 2.700 millones de euros, dan trabajo a 22.000 personas y suponen el 12% del PIB. «Tenemos dificultades para encontrar personas que se adapten a nuestras necesidades y no es un problema de recursos, sino de adecuación de la oferta del sistema educativo a la demanda», aseguró.
A la inauguración del acto asistieron la directora general del IDEPA, Eva Pando; la concejala de Hacienda del Ayuntamiento de Gijón, Ana Braña, y Marc Benhamou, nuevo director territorial de CaixaBank en Castilla y León-Asturias, entidad que patrocina el Congreso. Además, la jornada, que se desarrolló bajo el título 'Empresa familiar: Valores, Personas y Futuro», tuvo, entre otros ponentes, a Elisabete Simões, gestora logística promocional en España del grupo Luís Simões, una compañía que comenzó con un simple carro que transportaba hortalizas y ahora es un importante grupo logístico en la península, o Josep Tàpies, titular de la cátedra de Empresa Familiar del IESE, que defendió la importancia de la comunicación afectiva dentro de la organización y también la necesidad que tiene la empresa familiar de talento externo si se quiere crecer.
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